Mensajes de Dios al mundo a través de su
profeta Agustín del Divino Corazón.
Sed
almas eucarísticas
Noviembre 1/07 9:05 a.m.
(Día de todos los santos)
El Padre Pío dice:
Atesorad riquezas para el cielo cumpliendo con los preceptos de
los 10 mandamientos. Que Dios ocupe el primer puesto en vuestras vidas como lo ocupó
en las vidas de Jesús y de María.
Vivid a plenitud la Palabra de Dios, leedla pausadamente y
meditando en la profundidad de vuestro ser, ya que ella es la luz Divina que os
saca de la oscuridad, llevándoos por caminos estrechos que dan la vida eterna.
Que vuestro corazón y vuestros ojos apunten siempre al cielo. Si
supierais las delicias que hay allí, suplicaríais al Dios del Altísimo que no
tardase en llamaros y lucharíais por vivir en la santidad agradando en todo al
Sumo Bien.
Hijitos espirituales, sed austeros en el comer y en el dormir,
porque ayunando os purificáis de vuestras inmundicias, fortaleciéndoos en la
voluntad para que dominéis el espíritu de la sensualidad y de la gula.
Dad prioridad a la oración, porque es el alimento que os
robustece en vuestro caminar espiritual, impidiendo que caigáis en las manos de
Satanás.
Esforzaos por vencer la tentación, porque cediendo a ella
abriréis puertas al espíritu tiranizador, para hacer de vuestro pobre corazón
su trono y esclavizaros en el pecado, para luego robaros el premio más grande
dado por Dios: vuestra salvación del alma.
Si por desgracia pecares, limpiad vuestro corazón con las aguas
purificadoras del Sacramento de la confesión.
La Eucaristía, la confesión y el rezo del Santo Rosario son
armas eficaces que debilitan al demonio, incapacitándolo para actuar contra
vosotros.
Después de la Santa Misa y del rezo de la Liturgia de las horas,
que vuestra oración predilecta sea la recitación del Santo Rosario.
Sed almas Eucarísticas, asistiendo y participando del Santo
Sacrificio cuantas veces, según, vuestro estado os lo permita, porque allí el
cielo se junta con la tierra, siendo la Eucaristía el milagro más grande que
existe sobre la faz de la tierra.
Recibir con gran reverencia el
Cuerpo Santísimo de Nuestro Señor Jesucristo y una vez haya bajado a
vuestro corazón, adorad y besad sus cinco llagas, orando la siguiente plegaria:
vuestro corazón, adorad y besad sus cinco llagas, orando la siguiente plegaria:
Oración
del Santo Padre Pío
“Has
venido a visitarme como Padre y como amigo.
No
me dejes nunca solo, quédate, Señor, conmigo.
Por
el mundo, envuelto en sombras,
Soy
errante peregrino.
Dame
tu luz y tu gracia, quédate, Señor, conmigo.
En
este precioso instante, abrazado estoy contigo.
Que
esta unión nunca me falte,
Quédate,
Señor, conmigo.
Acompáñame
en la vida, tu presencia necesito.
Sin
Ti desfallezco y caigo, quédate, Señor, conmigo.
Declinando
está la tarde, voy corriendo como un río al hondo mar de la muerte, quédate,
Señor, conmigo.
En
la pena y en el gozo, sé mi aliento mientras viva hasta que muera en tus brazos,
quédate, Señor, conmigo.
Amén.
Oración después de la sagrada Comunión
Escrita
por el Santo Padre Pío
Quédate conmigo, Señor, porque es necesario tenerte presente
para que Yo no te pueda olvidar.
Tú sabes que tan fácilmente te abandono.
Quédate conmigo, Señor, porque Yo soy débil y necesito de tu
fortaleza, para que no caiga tan frecuentemente.
Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi vida
Y sin Ti Yo estoy sin fervor.
Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi luz
y sin ti yo estoy en la
oscuridad.
Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad.
Quédate conmigo, Señor, para que Yo pueda
escuchar tu voz y seguirte.
Quédate conmigo, Señor, porque Yo deseo amarte mucho
y siempre estar en tu compañía.
Quédate conmigo, Señor, si tú deseas que Yo sea fiel a ti.
Quédate conmigo, Señor, pobre como mi alma es, Yo deseo que sea
un lugar de consolación para Ti, un nido de amor.
Quédate conmigo, Señor, porque se hace tarde y el día se está
terminando, y la vida pasa. La muerte, el juicio y la eternidad se acercan. Es
necesario renovar mi fortaleza, para que Yo
no pare en el camino y por eso Yo te necesito.
Se está haciendo tarde y la muerte se aproxima, tengo miedo de
la oscuridad, las tentaciones, la aridez, la cruz, los sufrimientos.
¡Oh! como te necesito, mi Jesús, en esta noche de exilio.
Quédate conmigo, esta noche, Jesús,
en la vida con todos los peligros, Yo te necesito.
Déjame reconocerte como lo hicieron tus discípulos en la
partición del pan, para que la Comunión Eucarística sea la luz que dispersa la
oscuridad, la fuerza que me sostiene, el único gozo de mi corazón.
Quédate conmigo, Señor, porque a la hora de mi muerte, Yo quiero
permanecer unido contigo, sino por la Comunión,
Por lo menos por la gracia y el amor.
Quédate conmigo, Señor, porque solamente eres tú a quien Yo
busco, tu amor, tu gracia, tu voluntad, tu corazón,
tu espíritu, porque Yo te
amo
y te pido no otra recompensa que amarte más y más.
Con un amor firme, Yo te amaré con todo mi corazón
mientras aquí en la tierra y continuaré amándote perfectamente
durante toda la eternidad. Amén
Oración
al Señor por intercesión de San Pío de Pietrelcina
Oh Dios, que a San Pío de
Pietrelcina, sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio de
participar, de modo admirable, de la pasión de tu Hijo: concédeme, por su
intercesión, la gracia que ardientemente deseo (aquí se pide la gracia
que se desea alcanzar) y otórgame, sobre todo, que yo me conforme a la muerte de
Jesús para alcanzar después la gloria de la resurrección. Gloria al Padre... (3
veces)
Mensaje a un alma por el Padre Pío:
El
sexo femenino es el sexo delicado y debería vivir su delicadeza, esto es, la
gentileza del sentimiento en los actos de expresión.
Su comportamiento, más sensible que el del varón, debería ser manifestación de su pureza y de su discreción personal. Sin embargo, las mujeres, pervirtiendo el orden divino con su comportamiento, pervierten a la humanidad, a la sociedad, a la familia y a la inocencia de que se ven rodeadas.
Su comportamiento, más sensible que el del varón, debería ser manifestación de su pureza y de su discreción personal. Sin embargo, las mujeres, pervirtiendo el orden divino con su comportamiento, pervierten a la humanidad, a la sociedad, a la familia y a la inocencia de que se ven rodeadas.
¡Oh
mujeres, no frecuentéis las playas con vuestro contagio pecaminoso! ¡Queréis
atraer la mirada del hombre y, en cambio, lo ofuscáis! ¡Vuestro modelo sea la
belleza, la virtud y el candor de la Virgencita Celestial! ¡No sigáis a
Satanás, corruptor maléfico y provocativo! ¡No adornéis con ligereza vuestro
cuerpo, que un día se convertirá en horror y hedor de los sepultureros!
¡Sed
cautas, prudentes, y no insensatas! Recitad con frecuencia la siguiente
plegaria:
¡Toda hermosa, pura, santa
e inmaculada eres,oh María...
Ruega
para que se salve esta pobre alma mía...!
Dos
ambiciones, en este último tiempo, empujan al hombre al abismo: la ambición del
dinero y el afán de placeres. La mujer, en cambio, es empujada por el
libertinaje en todo. La vida del hombre sobre la tierra debería ser vida de
conquistas para la vida eterna, luchando contra las pasiones que se oponen al
Reino de Dios.¡Cuántas luchas, cuántas industrias no se afrontan en el mar
tempestuoso de la vida del mundo para mejorar siempre más la propia posición,
para tener así mayor posibilidad de no caer en desilusiones infructuosas, para
adquirir fama, para sobreponerse al que podría comprometer el propio éxito!
Pero ¿habéis pensado alguna vez que vuestra alma lleva impresa de un modo
indeleble la eterna palabra de Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza...? Por lo tanto el hombre, venido de aquella fuente de amor
inexplorable de eterna vida, debería vivir de realidades positivas. Estas
realidades las puede ofrecer solamente la oración. Jesús nos ha dejado el
ejemplo; se apartaba aun de los Apóstoles para retirarse a hacer Oración y Él, bien
lo sabéis, no tenía necesidad de ella. Dijo así mismo a los Apóstoles, sus
predilectos: Vigilad y orad para no caer en tentación. El que ora, se salva; el
que no ora se condena.
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