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Cristo padeció por nosotros, dándonos ejemplo, a fin de que sigáis sus huellas. (1 Pedro 2, 21)
I. Para prepararte a la Natividad de Jesús, debes pensar en el amor que tuvo Él para nosotros. Su amor, según dicho de San Bernardo, ha sido tierno, fuerte y sabio. Nos ha amado tiernamente, se han conmovido sus entrañas a la vista de nuestras miserias;
¿le pagas tú con la misma moneda? ¡Ah! ¡soy insensible para con Vos, Salvador mío; os veo transido de frío en el pesebre y mi corazón no se conmueve!