Cuando los primeros
evangelizadores llegaron a Europa en los primeros siglos, IV Y VI, se encontraron con las costumbres paganas de
los germanos (Alemania) que tenían por dios al sol, y llegado el terrible
invierno, entre el gélido frío y la oscuridad de diciembre solían recolectar ramas
y hojas verdes, formaban con ellas un circulo representando el renacer de la
naturaleza que tendría lugar durante el invierno y la posterior primavera, en el
círculo colocaban varias velas para representar el fuego del dios y se las
ofrecían en homenaje a su dios el sol, pidiéndole que regresara con su luz y
calor en las fechas más frías y oscuras del año y poner fin al duro invierno.
El cristianismo que
respeta la libertad y que nada impone, decidieron utilizar este rito y adaptarlo
de tal forma que se pudiera comprender de manera simbólica, la fe y el
significado de la Navidad, el nacimiento del Verdadero Dios.
El hombre fue creado
para adorar y servir a Dios, por eso el hombre que no cree en Dios siente la
necesidad de creer en algo, aquellas costumbres paganas y primitivas contenían
una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la
luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas
anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.
Los cristianos supieron
apreciar la enseñanza de Jesús:
Juan 8,12: «Yo soy la luz del mundo; el que me
siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.».
La luz que prendemos en
la oscuridad del invierno nos recuerda a Cristo que vence la oscuridad.
Nosotros, unidos a Jesús, también somos luz:
Mateo 5,14 «Vosotros sois la luz del mundo. No
puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte.”
Así, la luz de las
velas pasó a representar la iluminación y salvación que Jesús trajo al mundo
con su nacimiento, y el círculo el eterno perdón de Dios. Incluso se
mantuvieron muchos de los elementos tomados del mundo natural: las ramas y
hojas verdes (el color propio de la esperanza) y las manzanas (que pasaron a
simbolizar la historia de Adán y Eva).
La Corona De adviento Es el primer anuncio de Navidad.
SU SIGNIFICADO
Las ramas verdes
simbolizan, por su color, la esperanza que debemos tener en la venida del
Señor.
Las cuatro velas,
encendidas una a una cada domingo de Adviento hasta llegar a la Navidad, simbolizan
la luz de la fe, que se llena de alegría con la llegada del Señor.
Los colores de las
velas hacen referencia a los colores litúrgicos:
Morado: simboliza el espíritu de vigilia de este tiempo… “estad
preparados”.
Verde: simboliza la esperanza.
Rojo y rosa: simboliza la alegría
por la cercanía del nacimiento de Jesucristo.
Blanco: es el color de la presencia de Dios.
El orden de encender
las velas es: 1º morado, 2º verde, 3º rojo y 4º blanco (se puede añadir una
quinta vela, que se encendería en Nochebuena); dentro de los colores, puede
sustituirse alguno de ellos por el rosado (morado y blanco) para el tercer
domingo de Adviento (Domingo de la alegría o “gaudete”).
La forma circular
El círculo no tiene
principio ni fin.
La corona de Adviento
se dispone en forma circular, figura geométrica perfecta, como símbolo de que
Dios no tiene principio ni fin, así como su amor a la humanidad.
Es señal del amor de
Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y
al prójimo que nunca debe de terminar.
Las ramas verdes
Verde es el color de
esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los
pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante
en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro
Padre.
Las cuatro velas
Nos hace pensar en la
obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios.
Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una
esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona.
Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se
fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro
mundo.
Son cuatro velas las
que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro
domingos de adviento al hacer la oración en familia.
Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del
Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la
promesa del Salvador Universal.
El listón rojo
representa nuestro amor
a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
Los domingos de
Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento.
Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al
templo para ser bendecida por el sacerdote.
Sugerencias
a) Es preferible
elaborar en familia la corona de Adviento aprovechando este momento para
motivar a los niños platicándoles acerca de esta costumbre y su significado.
b) La corona deberá ser
colocada en un sitio especial dentro del hogar, de preferencia en un lugar fijo
donde la puedan ver los niños de manera que ellos recuerden constantemente la
venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.
c) Es conveniente fijar
con anticipación el horario en el que se prenderán las velas. Toda esta
planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y comprendan
que es algo importante. Así como con anticipación preparamos la visita de un
invitado importante, estamos haciendo esto con el invitado más importante que
podemos tener en nuestra familia.
Mientras se encienden
las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se
entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de adviento y también es
recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena. Si no hay
velas de colores también se pueden utilizar blancas u otros colores, ya que lo
más importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del
nacimiento de Jesús, quien es la Luz del Mundo.
d) Es conveniente
también distribuir las funciones entre los miembros de la familia de modo que
todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia.
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