Hoy 26 de junio, que la Iglesia
celebra a san Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), sacerdote español
fundador del Opus Dei.
Es oportuno que los católicos que
ignoran lo que sucedió durante la guerra civil española, hagan conciencia y
entiendan lo que sucede a su alrededor.
CASTRADOS Y FUSILADOS POR CRISTO EN
LA PERSECUCIÓN CONTRA LA IGLESIA EN ESPAÑA DURANTE LA GUERRA CIVIL UNA DE LAS
MÁS INTENSAS Y CRUELES DE LA HISTORIA.
«La Guerra Civil Española (1936 a 1939) fue el conflicto más sangriento que Europa occidental había experimentado desde el final de la Primera Guerra Mundial en 1918. Fue un caldo de cultivo para cometer atrocidades en masa».
Durante la guerra civil española se
cometieron los crímenes más bestiales, la persecución fue sobre todo, sobre la
iglesia católica, sobre los cristianos, acribillaban a sangre fría a los
sacerdotes, monjas, religiosos y cristianos, no se conformaban con matarlos,
después de asesinarlos tomaban por ejemplo, los cuerpos de las monjas los
desenterraban y los exhibían en las
plazas, algunos cuerpos los descuartizaban y los lanzaban a los cerdos, fueron
miles de crímenes perpetuados, los ejecutores de estos crímenes fueron los
progresistas(marxistas) y los comunistas, la principal razón el odio y la
envidia.
Hay mucha información oculta sobre
está sanguinaria persecución a los católicos, los documentales y películas no
dicen la verdad, lo mismo pasó en México con la guerra cristera, todo se
ocultó, luego los cristianos cayeron en tibieza, dándole más importancia a
vivir sin preocupaciones, obtener bienes materiales y vivir sin esforzarse por
mantener la fe y no se incomodaron porque los jóvenes conocieran y entendieran
estos acontecimientos para evitar que volviesen a suceder o peor aún se
volviesen progresistas o comunistas.
Debido a la furia y barbarie de la
persecución contra la iglesia católica en España, contra todo el clero
cristiano y los fieles, se levantaron los generales Francisco Franco y Emilio
Mola para ejecutar un golpe de Estado, que se logró al término de la guerra en
1939.
El generalísimo Francisco Franco ya
como presidente de España inició la justa persecución contra los criminales, ya
basado en estudios científicos de la psique que el odio que genera la envidia
no tiene cura y termina en locura y deseos de crimen, la saña sin justificación
con que se cometieron los crímenes durante la guerra civil española merecían
pena de muerte.
Es por esto que los católicos hoy
día que son señalados de intolerantes, retrógradas, rígidos, que no aceptan a los nacos(gente incivilizada
y soberbia que en realidad no pueden ser aceptadas por nadie que tenga un poco
de sentido común), deben saber que lo que les dicen son puras patrañas, en
realidad esta gentuza si pudieran matar sin ir a la cárcel a los católicos , a
los sobresalientes, a los que tienen
dinero o bienes materiales lo harían enseguida, sin remordimientos, no les temblaría
la mano y serían iguales o peor de sanguinarios que los de la guerra civil
española.
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En la fotografía podemos ver a
dos sacerdotes momentos antes de ser asesinados por milicianos rojos
(comunistas) en la última Guerra Civil española.
Si la Santa inquisición fuese cierta
aún como la cuentan con la leyenda negra, no tiene comparación con la verdadera
guerra civil española que supera en sadismo y crueldad y cantidad de asesinatos
injustificados.
Pero de la guerra civil española y
de la guerra cristera en México nadie habla, eso no lo publican en los medios,
ni lo están recordando a cada momento.
Inventaron la leyenda negra para
engañar a los españoles y a todo el mundo cristiano.
No hablan de la inquisición del
gobierno y dé la inquisición protestante, brutales y sanguinarias, ni siquiera
se sabe que existieron, todo eso está oculto.
Los ingleses con su inquisición
protestante fueron los que quemaron en la hoguera a las brujas de Salem.
TODOS LOS CRIMENES A LO LARGO DE LA
HISTORIA QUE HAN COMETIDO LOS PROGRESISTAS Y PROTESTANTES COMUNISTAS SE LOS HAN
ADJUDICADO A LA SANTA IGLESIA CATÓLICA.
COMO HACE FALTA QUE VUELVA OTRA VEZ
LA SANTA INQUISICIÓN.
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26 de junio, san Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), sacerdote español fundador del Opus Dei
El Opus Dei (obra de Dios) fue
inspirado por Dios a Josemaría Escrivá con la finalidad de ayudar a las
personas que viven en el mundo (civiles, cristianos), a llevar una vida
plenamente cristiana, sin modificar su modo normal de vida, ni su trabajo
ordinario, ni sus ilusiones y afanes.
Sin embargo, el Opus Dei es
intensamente odiado y perseguido por el mundo debido a que san Josemaría
Escrivá recomendó practicar algunos ayunos y penitencias.
El Opus Dei ayuda a encontrar a
Cristo en el trabajo, la vida familiar y el resto de actividades ordinarias. El
Opus Dei se fundó en 1928 en España. Está presente en 68 países. La llamada
divina al Opus Dei es la misma para todos sus miembros.
La finalidad que Dios le inspiró a
Josemaría Escrivá de que el Opus Dei (Obra de Dios) fuese un camino exclusivo
para los fieles, al obispo de Roma no le
ha parecido y lo ha desaparecido, ya
hace tiempo que había blasfemado diciendo que la obra de Dios es un fracaso y
seguro piensa que él lo hace mejor y lo ha convertido en un movimiento
sacerdotal, un movimiento eclesial cuando los sacerdotes ya tienen sus centros
de formación.
Bergoglio no tiene ningún poder para
interferir en esta asociación civil ya que su carisma es ese, civil, NO
SACERDOTAL pero igual con su acostumbrada desobediencia y necedad a pisoteado
los fundamentos del Opus Dei.
Por cierto, nadie dice nada de que
ya está decrépito y para nada renuncia (igual que Biden contra Donald Trump),
tanto que ofendieron al papa Benedicto XVI, el mismo Bergoglio junto con otros
le decían que ya no podía hacer nada y que se retirará por ahí a hacer oración.
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«ELEVAR EL MUNDO HACIA DIOS Y
TRANSFORMARLO DESDE DENTRO: HE AQUÍ EL IDEAL QUE EL SANTO FUNDADOR OS INDICA»
Extracto de la homilía del Papa Juan
Pablo II en la canonización de Josemaría Escrivá
«La vida habitual de un cristiano
que tiene fe - solía afirmar Josemaría Escrivá -, cuando trabaja o descansa,
cuando reza o cuando duerme, en todo momento, es una vida en la que Dios
siempre está presente» (Meditaciones, 3 de marzo de 1954). Esta visión
sobrenatural de la existencia abre un horizonte extraordinariamente rico de
perspectivas salvíficas, porque, también en el contexto sólo aparentemente
monótono del normal acontecer terreno, Dios se hace cercano a nosotros y
nosotros podemos cooperar a su plan de salvación. Por tanto, se comprende más
fácilmente, lo que afirma el concilio Vaticano II, esto es, que «el mensaje
cristiano no aparta a los hombres de la construcción del mundo [...], sino que
les obliga más a llevar a cabo esto como un deber» (Gaudium et spes, 34).
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CASTRADOS Y FUSILADOS POR CRISTO.
HISTORIAS DE UNA DE LAS
PERSECUCIONES RELIGIOSAS MÁS CRUELES DE LA HISTORIA.
LA PERSECUCIÓN CONTRA LA IGLESIA EN
ESPAÑA POR PARTE DE LA II REPÚBLICA, ESPECIALMENTE EN LA GUERRA CIVIL (1936-39)
ES UNA DE LAS MÁS INTENSAS Y CRUELES DE LA HISTORIA.
Redacción SOY CENTINELA
junio 17, 2022
FOTO: Milicianos de la II República
profanando objetos litúrgicos
La persecución contra los católicos
durante el gobierno de la II República española, especialmente en el trágico
periodo de la Guerra Civil (1936-39) es considerada como una de las más crueles
e intensas de la historia del odio contra la fe. Este juicio viene confirmado
porque dos razones:
Se decretó la muerte (casi siempre
sin juicio) de todos los sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos por el
mero hecho de ser parte de la jerarquía de la Iglesia o ser miembros activos de
la misma.
El altísimo número de mártires en un
plazo de tiempo tan corto: casi 8.000 sacerdotes y religiosos asesinados en
apenas tres años. Sin contar a los laicos. Hubo diócesis españolas en las que
fueron martirizados el 85% del clero.
Los escalofriantes datos
El recuerdo de esos crímenes echa
por tierra ciertos mitos ideológicos sobre la Segunda República, un régimen
cuya implantación vino acompañada de una persecución religiosa -quema de
conventos, expulsión de la Compañía de Jesús, prohibición a los religiosos de
dedicarse a la enseñanza, etc.- que al cabo de cinco años llegó tan lejos que
acabó desencadenando una guerra. A modo de ejemplo, en sólo dos meses tras la
victoria del Frente Popular en febrero de 1936, 142 iglesias fueron
incendiadas. Esa brutal persecución religiosa prosiguió en toda España hasta la
sublevación militar y continuó en la zona dominada por el gobierno del Frente
Popular arrojando cifras terribles: fueron asesinados 13 obispos, 4.184
sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas, muchas de éstas, además,
violadas.
PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA
UN VERDADERO GENOCIDIO
La salvaje persecución religiosa
perpetrada en el bando rojo durante la Guerra Civil fue la matanza sistemática
de un grupo religioso con el claro fin de exterminarlo. En este sentido no
exagero nada cuando en el título de esta entrada hablo de un “genocidio
anticatólico”. La Real Academia Española define genocidio de la siguiente
forma: “Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de
raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad.” Así mismo, el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional califica como genocidio
ciertos actos “perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a
un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”, y el primero de los
actos de genocidio que cita es el siguiente: “Matanza de miembros del grupo”.
La beatificación de mañana
La Diócesis de Sevilla ya tiene
preparada para mañana, 18 de junio, la beatificación de 27 mártires dominicos
martirizados, un laico y una religiosa, también dominica.
A la ceremonia, que será presidida
por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de
los Santos asistirán los arzobispos de Sevilla, Burgos, Almería, Canarias,
Guadix, Palencia, León y Madrid. Además, asistirá el Maestro General de la
Orden de Predicadores; el Prior Provincial de los dominicos de la Provincia de
Hispania y Presidente de CONFER España, y el Postulador General de la Orden de
Predicadores.
La historia de la Iglesia, por ser
la historia de los hombres, es rica en detalles humanos de crueldad y
violencia. Pero también es rica en testimonios inexplicables de amor a un
ideal, que sólo puede comprenderse a la luz de una gran misericordia, que la
Iglesia ofrece como ejemplo de santidad.
SOR ASCENSIÓN
La historia de Sor Ascensión de San José, monja dominica, es una de
ellas, al ser ejecutada cruelmente por no blasfemar contra su Amor.
Semanas después del comienzo de la
guerra civil española, 14 monjas dominicas tuvieron que abandonar su convento y
esconderse en casas de familia y amigos casas de familiares y amigos.
Sor Ascensión se escondió en casa de
su sobrina, Ascensión Reche, esposa de Alfredo Motos. Pero fue apresada el 16
de febrero por el delito de llevar un crucifijo al cuello.
Una vez apresada, se empeñaron en
que blasfemara. Pero no lo consiguieron, porque ella se limitaba a rezar. La
apalearon y golpearon, dejándola en el suelo sobre un charco de sangre.
Al día siguiente la subieron a un
camión junto a otros presos, entre los que estaba su sobrino Florencio. Tras
ver cómo fusilaban a todos, le volvieron a insistir, insistieron para que
blasfemara y tras la negativa de Sor Ascensión, colocaron su cabeza sobre una
piedra y se la aplastaron.
PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA
CASTRADOS POR UNA MUJER
Tres días después del inicio de la
contienda, el 21 de julio los frailes del convento de Almagro trataron de
apagar el fuego de la iglesia de Madre de Dios, pero los milicianos del Ateneo
Libertario les echaron de allí. A finales de julio, el alcalde intentó que los
monjes salieran del convento con salvoconductos, pero en el tren los
libertarios sospecharon de tres de aquellos monjes, los bajaron del tren y los
asesinaron.
En la estación de Manzanares de
Ciudad Real sucedió lo mismo el 3 de agosto de 1936, pero estos fueron
primeramente conducidos a una celda insalubre de la cárcel más cercana, para
cinco días después, ser fusilados y «castrados por una mujer», según testimonio
recogido por los familiares.
PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA
PERIODISTA DOMINICO
Los frailes sufrieron una despiadada
persecución a partir de finales de julio de 1936, en que la comunidad se vio
obligada a abandonar el convento.
Tras dispersarse y refugiarse en
casas de familiares que también acabaron sufriendo la persecución, finalmente
fueron llevados a comisaría y torturados; otros fueron llevados presos a los
barcos Astoy-Mendi y Segarra, para ser posteriormente fusilados en La Lagarta y
en Pozos de Tabernas en Almería, y otros dos en las tapias del cementerio de
Almería.
En la causa merece una atención
especial el laico dominico Fructuoso Pérez, reconocido periodista católico que,
tras ser detenido el 26 de julio de 1936, lo llevaron a la comisaría y de allí
a la prisión improvisada en el convento de las religiosas Adoratrices.
El 3 de agosto lo trasladaron al
barco Segarra y lo ejecutaron en la madrugada del día 15 dicho día en la playa
La Garrofa; lanzaron sus cuerpos al mar, pero el oleaje devolvió los cuerpos a
la misma playa. Después de la guerra los restos fueron trasladados, sin
identificar, al cementerio de Almería.
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SANTIDAD DURANTE LA PERSECUCIÓN A
LOS CATÓLICOS Y LA GUERRA
«Durante la guerra civil española
San Josemaría tuvo que esconderse para que no lo mataran. Fue una guerra contra
la religión. El Beato Álvaro del Portillo (primer Obispo Prelado del Opus Dei)
contó que se incendiaron muchas iglesias y que los milicianos (españoles
progresistas y comunistas) disparaban contra las imágenes y perseguían a los
católicos para matarlos solo por el hecho de ser católicos.
Un día, durante la guerra civil
española, Don Álvaro estaba conversando con un amigo suyo en un lugar donde
había una imagen de un santo. Al instante entran los milicianos armados para
maltratarlos. En medio de un diálogo, cargado de insultos y de improperios, un
miliciano que estaba fumando coloca su cigarrillo encendido en la boca del
santo de la imagen y se burla. El amigo de Don Álvaro, indignado, retira el
cigarrillo de la imagen y lo tira al suelo. El miliciano furioso saca su arma y
lo mata, delante de Don Álvaro. Es el odio de la guerra contra la religión.
Algo diabólico».
Don José María Hernández Garnica,
uno de los primeros sacerdotes numerarios (miembro del Opus Dei), contaba que
iba en un camión con todos los que iban a ser fusilados. Era de noche y de
pronto el camión para y en medió de un silencio atroz, oye su apellido
¡Garnica! pronunciado por una voz de mando, se abre la puerta de la tolva y un
soldado le hace un gesto para que baje. En medio de la oscuridad Don José María
desciende del camión y este sigue su recorrido. Don José María se queda solo en
medio de la oscuridad, no había nadie y todos los del camión fueron fusilados.
Nunca supo porque, ni quien dio la orden para que bajara.
Don Vicente Rodríguez Casado, un
gran historiador, numerario del Opus Dei, que vivió en «carne propia» esos
momentos duros de la guerra y fue testigo privilegiado de la santidad de vida
de San Josemaría y de los que lo acompañaban, dijo:
«Hoy, en los lugares más difíciles,
donde hay guerras, persecuciones, ideologías de violencia, delincuencia y
terrorismo, es muy probable que existan santos ocultos que estén ejerciendo una
misión divina impresionante».
«Después de terminar la guerra civil
española, San Josemaría tomó un taxi y resulta que el taxista era un comunista
que odiaba a los católicos y más aún, a los sacerdotes. En el trayecto San
Josemaría, sin saber que el taxista era un enemigo de la guerra, le empezó a
preguntar sobre su familia, su esposa y sus hijos. El taxista al girar y ver
que era sacerdote, le dijo furioso: «ojalá le hubieran matado en la guerra».
San Josemaría antes de bajar le pagó más del doble y el taxista lo miró
extrañado y antes que dijera nada San Josemaría, entregándole el dinero, le
dijo: «el resto es para que le compre chocolates a sus hijos» y se bajó».
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San Josemaría Escrivá de Balaguer
«La guerra civil española finalizó
el 1 de abril de 1939, San Josemaría vivió en España hasta 1947. En los años
treinta, antes de la guerra civil, estuvo en Madrid desde 1927, en una sociedad
tremendamente violenta, sin respeto a la persona o pensamiento del otro. Una
sociedad que desembocó inexorablemente en una tremenda guerra civil.
Aquella guerra tuvo su fin pero no
penséis que San Josemaría obtuvo entonces una paz o una convivencia con
respecto a un mínimo de libertad. Basta que recuerde que en Barcelona tuvo que
decir a los que le seguían –algunos les hacían la vida imposible- que, cuando
se pudiera, habría un oratorio que tendría como lema visible las palabras del
Evangelio de San Juan: Veritas liberabit vos (Jn 8, 32), la verdad os hará
libres... Y así se cumplió en el Colegio Mayor Monterols donde se escribieron
en 1949 como un testimonio de la historia para la historia.
En los sesenta del siglo pasado dijo
con cierta decepción, al regreso de un largo viaje por algunas naciones
europeas: No he encontrado la libertad en ningún lugar.
Un día dijo algo muy significativo:
Me gustaría escribir un tratado sobre la tiranía. Recuerdo muy bien los trazos
con los que dibujaba la «tiranía», cómo eran los gobiernos tiránicos y las
consecuencias que se derivaban de ellos. Él lo había experimentado bien.
(Sacerdote Don Benito Badrinas)
Encontraríamos infinidad de textos
que nos dejó escritos en defensa de la libertad, pero hemos de quedarnos hoy
sólo con una muestra. Pertenece a una homilía pronunciada el año 1970 en la que
dijo: Algunos de los que me escucháis me conocéis desde muchos años atrás.
Podéis atestiguar que llevo toda mi vida predicando la libertad personal, con
personal responsabilidad. La he buscado y la busco, por toda la tierra, como
Diógenes buscaba un hombre. Y cada día la amo más, la amo sobre todas las cosas
terrenas: es un tesoro que no apreciaremos nunca bastante (Es Cristo que pasa,
n. 184).
Hoy se habla mucho de libertad pero,
es difícil encontrar la verdadera libertad, la auténtica libertad. Hoy lo que
se ha extendido y se sigue extendiendo maléficamente es la caricatura de la
libertad que se puede llamar relativismo: el engañoso y corrosivo hay que
respetarlo todo... o vale todo.
Este tipo de aparente liberalismo
radical que lleva al libertinaje, no respeta ni siquiera la manera de pensar
íntima o la conciencia de cada uno, porque no respeta la verdad.
Hay que recordar que la conciencia
es la norma suprema de conducta y que siempre debe ser respetada. Al mismo
tiempo, es preciso saber bien lo que es la conciencia verdadera o recta.
El Cardenal Ratzinger, que sería
años después el Sumo Pontífice (Papa), reflexionó sobre esta libertad de
pensamiento y descubrió una contradicción cuando el juicio de la conciencia
-que hay que seguir, en eso no hay duda- se considera infalible (sin fallas,
que no puede errar).
Si así fuera, si se considerase
infalible, querría decir que no existe ninguna verdad. Este relativismo tendría
por tanto un falso concepto de la conciencia, se tendría sólo una verdad del
sujeto, que quedaría reducida a su sinceridad (ósea que no existe la verdad,
porque la verdad seria lo que cada persona siente, imagina, cree o piensa, sin
importar si es bueno o malo, sin fundamento, irreal, o nocivo para los demás).
En este caso, lo que cada uno piensa
o en lo que construye su vida, no se presenta, como la ventana desde la que el
hombre abarca con su vista la verdad universal (...). Más bien parece ser el
cascarón de la subjetividad (percepción personal), en el que el hombre se puede
esconder huyendo de la realidad.
En este sentido, la conciencia no
abre las puertas al camino libertador de la verdad, sino que es la instancia
que nos exime (evade) de la verdad.
Lo subjetivo (percepción personal,
lo que uno cree o se imagina) se presenta como lo que debe ser respetado o es
indiscutible. No hace falta preocuparse por buscar la verdad, basta con ser
libre o sea tener las propias opiniones o convicciones muy firmes y adaptarse o
respetar las de los demás. Entonces, el hombre queda reducido a sus
convicciones superficiales –concluye diciendo el cardenal Ratzinger- que,
cuando menos profundas sean, tanto mejor para él (el hombre).
(J. Ratzinger, Ser cristiano en la
era pagana , p. 30. Madrid, 2006)
El resultado de este relativismo es
una sociedad que deja de importarle la verdad, y que la sustituye por el
imperio de lo políticamente correcto, por la comodidad, por el capricho, o por
el orgullo o egoísmo.
El Cardenal Ratzinger vio claro el
error de la mal entendida libertad y sus consecuencias, en una conversación
entre amigos. Dice: Alguien objetó a esta tesis que, si esto tuviera un valor
universal, entonces hasta los miembros de las SS nazis (alemanes comunistas,
fascistas, su líder Adolf Hitler, asesinaron millones de judíos y católicos)
estarían justificados y tendríamos que buscarlos en el paraíso. Efectivamente
los nazis estaban profundamente convencidos de su causa por más que sus
acciones fueran objetivamente espantosas. Por lo tanto a nivel subjetivo se
comportaron moralmente bien desde el momento en que siguieron el dictamen de su
propia conciencia. Un evidente disparate. Ese día, termina diciendo el entonces
cardenal, llegó a la conclusión de que un concepto de conciencia que llevaba a
conclusiones semejantes, tenía que ser falso (cfr. Íbid. p. 31).
Efectivamente, la libertad no es
algo indeterminado –un «todo vale» - sino que está sometida a la búsqueda
sincera de la verdad objetiva.
Todos conocemos al personaje que
tuvo un importante protagonismo en relación a Jesucristo: Poncio Pilatos. A
este Pretor, en cuanto oyó que el Maestro decía que el sentido de su vida era
dar testimonio de la verdad se le escapó decir cínicamente y sin ningún interés
por ella: «Y ¿qué es la verdad?». Luego, se lavaría las manos y daría la
injusta sentencia que conocemos.
San Josemaría Escrivá entendía muy
bien que la libertad verdadera comporta buscar la verdad. Por eso, repitió
incansablemente, unas palabras sencillas, profundas y magistrales a mi
entender: Libertad de conciencia: ¡no! —Cuántos males ha traído a los pueblos y
a las personas este lamentable error, que permite actuar en contra de los
propios dictados íntimos. Libertad «de las conciencias», sí: que significa el
deber de seguir ese imperativo interior..., ¡ah, pero después de haber recibido
una seria formación! (Surco, 389).
No quisiera que, con esta breve
disquisición perdiéramos de vista el actuar de San Josemaría que no sólo no
tuvo animadversión o rencor hacia nadie, sino que siempre tuvo un exquisito
respeto hacia las ideas o conductas de los demás.
Estamos en los años treinta.
Josemaría Escrivá iba a rezar a los difuntos que tenía en el cementerio de
Madrid y cuenta: Como es costumbre desde la república, esa multitud envenenada
por periódicos, folletos y hojas pornográfico-anticlericales, también me
insultó a gusto en mis idas y venidas al cementerio. Anotaré un par de casos
curiosos: uno de esos días, había junto a una de las dos fuentes que hay en el
camino que va desde la carretera de Aragón al Este, un grupo de chiquillos y
mujeres haciendo cola, para llenar de agua sus cántaros, botijos, latas... Del
grupo de chiquillos salió una voz: «¡un cura! Vamos a apedrearlo».
Con un movimiento anterior a mi
voluntad, cerré el breviario, que leía, y me encaré con ellos: «¡Sinvergüenzas!
¿eso os enseñan vuestras madres?» Aún añadí otras palabras. Entonces se
excusaron unos con otros. «ha sido éste..., ha sido éste». Y una mujerona del
grupo me dijo: «Pero ¿usted cree que éstos hacen caso a sus madres?» -Estoy
seguro de que, si no les hago frente, aquellos golfos, entre el regocijo de los
adultos, me lapidan como a San Esteban.
He de advertir que otros días, al
pasar yo al lado de la cola hidrófila acostumbraba uno u otro de ellos o de
ellas a cantar, en alto, aquello de «si los curas y frailes supieran...».
Sigue escribiendo: Otro caso: la
calle de Lista, al final. Venía este pobre cura, cansado, de la novena. Se
destaca un albañil de una obra, que están haciendo y dice, insultante: «una
cucaracha ¡hay que pisarla!» Muchas veces voy haciendo los oídos sordos al
insulto.
Esta vez no pude. «¡Qué valiente -le
dije-, meterse con un señor que pasa a su lado sin ofenderle! ¿ésa es la
libertad?» Le hicieron callar los demás dándome, sin palabras, la razón. Unos
pasos adelante, otro albañil quiso de alguna manera explicarme el porqué de la
conducta de su compañero: «No está bien, pero, ¿sabe usted?, es el odio». Y se
quedó tan tranquilo (Cfr. Apin.210-211 en A.V.P. cap. 6.3).
Sacerdote Dr. Benito Badrinas
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LA REVOLUCIÓN, QUE PRIMERO FUE
RELIGIOSA Y SE LLAMÓ PROTESTANTISMO; SE HIZO LUEGO POLÍTICA Y SE LLAMÓ
LIBERALISMO; Y TIENDE DESPUÉS A HACERSE SOCIAL Y CONVERTIRSE EN SOCIALISMO
(COMUNISMO).
Todas estas ideologías comunismo,
fascismo, liberalismo, marxismo, republicanismo, derecha, izquierda, etc.
nacieron del protestantismo y están condenadas por la Santa Iglesia.
«EL PROTESTANTISMO O RELIGIÓN
REFORMADA, COMO ORGULLOSAMENTE LA LLAMAN SUS FUNDADORES, ES EL COMPENDIO DE
TODAS LAS HEREJÍAS QUE HUBO ANTES DE ÉL, QUE HA HABIDO DESPUÉS Y QUE PUEDEN AÚN
NACER PARA RUINA DE LAS ALMAS.
la gran herejía del protestantismo
(siglo XVI), forjada y propagada principalmente por Lutero y Calvino. Estos
novadores, con rechazar la Tradición divina, reduciendo toda la revelación a la
Sagrada Escritura, y con sustraer la misma Sagrada Escritura al legítimo
magisterio de la Iglesia para entregarla insensatamente a la libre
interpretación del espíritu privado, demolieron todos los fundamentos de la fe,
expusieron los Libros Santos a las profanaciones de la presunción y de la
ignorancia y abrieron la puerta a todos los errores.
Con todo, el espíritu protestante,
que es espíritu de desaforada libertad y de oposición a toda autoridad, no dejó
de difundirse, y se alzaron muchos hombres que, hinchados con una ciencia vana
y orgullosa o enseñoreados de la ambición y del interés, no dudaron en forjar o
dar aliento a teorías trastornadoras de la fe, de la moral y de toda autoridad
divina y humana.
Catecismo Mayor del Papa San Pío X:
Compendio de la Doctrina Cristiana. 3125, Las herejías y los concilios
Liberalismo: es una ideología de
imitadores de lucifer y de aquellos que hacen de la libertad la justificación
para su iniquidad (Injusticia o gran maldad en el modo de obrar).
Para saber más leer: 👇https://www.infocatolica.com/blog/caballeropilar.php/1903231020-daniel-marin-arribas-lla-igle?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR1aBSjm57sDlsW
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EL DIABLO ES EL COMUNISTA Y LO
INTRODUJO EN EL MUNDO POR PRIMERA VEZ ATRAVEZ DEL PROTESTANTISMO Y LA
REVOLUCIÓN FRANCESA.
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NACIMIENTO DEL COMUNISMO
La acción profunda del Humanismo y
del Renacimiento entre los católicos no cesó de dilatarse en una creciente
cadena de consecuencias en toda Francia.
Favorecida por el debilitamiento de
la piedad de los fieles ocasionado por el jansenismo y por los otros fermentos
que el protestantismo del siglo XVI desgraciadamente había dejado en el Reino
Cristianísimo- tal acción tuvo por efecto en el siglo XVIII una disolución casi
general de las costumbres, un modo frívolo y brillante de considerar las cosas,
un endiosamiento de la vida terrena, que preparó el campo para la victoria
gradual de la irreligión. Dudas en relación a la Iglesia, negación de la
divinidad de Cristo, deísmo, ateísmo incipiente fueron las etapas de esa
apostasía.
Profundamente afín con el
protestantismo, heredera de él y del neopaganismo renacentista, la Revolución
Francesa realizó una obra del todo y en todo simétrica a la de la
Pseudo-Reforma.
La Iglesia Constitucional que ella, antes de
naufragar en el deísmo y en el ateísmo, intentó fundar, era una adaptación de
la Iglesia de Francia al espíritu del protestantismo. Y la obra política de la
Revolución Francesa no fue sino la transposición, al ámbito del Estado, de la
“reforma” que las sectas protestantes más radicales adoptaron en materia de
organización eclesiástica:
- rebelión contra el Rey, simétrica a la
rebelión contra el Papa;
- rebelión de la plebe contra los nobles,
simétrica a la rebelión de la “plebe” eclesiástica, es decir, de los fieles,
contra la aristocracia de la Iglesia, es decir, el Clero;
- afirmación de la soberanía popular,
simétrica al gobierno de ciertas sectas, en mayor o menor medida, por los
fieles.
🔥
COMUNISMO
En el protestantismo nacieron
algunas sectas que, transponiendo directamente sus tendencias religiosas al
campo político, prepararon el advenimiento del espíritu republicano.
San Francisco de Sales, en el siglo
XVII, previno contra estas tendencias republicanas al Duque de Saboya (cfr.
Sainte-Beuve, “Études des lundis” - XVII ème siècle - Saint François de Sales”,
Librairie Garnier, París, 1928, p. 364). Otras, yendo más lejos, adoptaron
principios que, si no pueden ser llamados comunistas en todo el sentido actual del término, son por lo
menos pre-comunistas.
De la Revolución Francesa nació el
movimiento comunista de Babeuf. Y más tarde, del espíritu cada vez más vivaz de
la Revolución, irrumpieron las escuelas del comunismo utópico del siglo XIX y
el comunismo llamado científico de Marx.
¿Y qué hay de más lógico? El deísmo
tiene como fruto normal el ateísmo. La sensualidad, sublevada contra los
frágiles obstáculos del divorcio, tiende por sí misma al amor libre. El
orgullo, enemigo de toda superioridad, habría de embestir contra la última
desigualdad, es decir, la de fortunas. Y así, ebrio de sueños de República
Universal, de supresión de toda autoridad eclesiástica o civil, de abolición de
toda Iglesia y, después de una dictadura obrera de transición, también del
propio Estado, ahí está el neo-bárbaro del siglo XX, producto más reciente y
más extremado del proceso revolucionario.
INFORMACIÓN TOMADA DE: Plinio Corrêa
de Oliveira. Capítulo III, Caracteres de esa crisis.
LIBRO: Revolución y
Contra-Revolución.
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