“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia.
¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?
¿No estás bajo mi sombra?
¿No soy tu salud?
¿No estás por ventura en mi regazo?…
No te aflijas por la enfermedad de tu tío, que en este momento ha quedado sano.”
Santa María de Guadalupe El sábado 9 de diciembre de 1531., En la Primera de las cuatro apariciones a San Juan Diego. ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese mismo año.
El Papa Pío X proclamó a Nuestra Señora de Guadalupe "Patrona de toda la América Latina"; Pío XI, de "todas las Américas"; Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas"; y Juan XXIII, "La misionera celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas". En esta gran basílica Juan Pablo II beatificó al indio Juan Diego el 6 de mayo de 1990.
De la Virgen de Guadalupe
NOTA: Solo estamos de acuerdo con lo que se dice aquí en este video
Los indígenas caían de rodillas al ver por primera vez la imagen de la virgen de Guadalupe, produciendo conversiones al momento.
la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe está llena de un simbolismo maravilloso, que tocó a fondo el corazón de los mexicanos, pueblo profundamente dotado de sentido simbólico.
Por ejemplo, la Virgen aparece rodeada de nubes. Ahora bien, a los seres que consideraban venidos de parte del Cielo, los aborígenes mexicanos los figuraban surgidos “entre neblinas y nubes”. Así, cuando en 1519 Moctezuma II recibió a Hernán Cortés, le dijo: “Mi corazón estaba mirando para los lugares de donde habéis venido, salisteis de entre las nubes y las neblinas (...) a reinar en estos reinos”. Similar saludo dieron los sacerdotes aztecas a los primeros misioneros franciscanos, en 1524: “vinisteis por el mar entre las nubes y neblinas, y Dios os envió entre nosotros por ojos, oídos y boca suya”. Por eso, viendo que en la tilma de Juan Diego Nuestra Señora aparece cercada de nubes, los indios entendieron que venía del Cielo; que en Ella se hacían visibles los “ojos, oídos y boca” de Dios; y que venía para “reinar en estos reinos”.
● Esta deducción era reforzada por tres diseños: de los rayos del sol que circundan a la Virgen como irradiados de Ella; de la luna a sus pies; y de las estrellas en su manto y sobre su cabeza; que hicieron entender a los indígenas que Ella es la Reina de todo el universo.
● El 12 de diciembre, día del solsticio de invierno en México, era el día más importante en el calendario religioso azteca. Celebraban al sol victorioso sobre las tinieblas. Y en la tilma, la Virgen surge precisamente del sol... Asimismo los aztecas adoraban a la diosa luna, Tezcatlipoca. Viendo a Nuestra Señora de Guadalupe pisando en la luna, entendieron que ésta no es nada comparada con Ella. Más aún considerando que en los duelos de guerra aztecas, el vencedor proclamaba su victoria pisando la cabeza del vencido y manteniendo esa posición. La Virgen aparece así como la gran vencedora de la idolatría.
● Pero, a diferencia de los horrendos dioses aztecas, sus manos unidas en oración como suplicantes, y su ligera inclinación de cabeza en señal de humildad, les hicieron comprender que Ella no es una diosa, sino una maternal intercesora ante Alguien mucho mayor que Ella, el verdadero Dios.
● Y como su rostro es de una adolescente encantadoramente mestiza, es decir, posee un claro componente autóctono, los indios se sintieron de inmediato connaturales con Ella.
● El vestido interno de la imagen, que asoma en las mangas, es blanco, precisamente el color que usaban en México las doncellas. Pero la túnica es rosada, color de las mujeres casadas. Mientras que la faja de color lila, dibujada un poco encima de la cintura, así como la configuración del vientre, dan a entender que se trata de una Mujer grávida. O sea, sus vestimentas simbolizan simultáneamente a una esposa, Virgen y Madre.
Este conjunto de simbolismos cautivó de tal manera a los indígenas, que provocó un movimiento de conversiones incontenible, sin precedentes en la historia de la Iglesia.
Cómo sucedió la aparición de la Virgen de Guadalupe.
(Tomado del escrito indio Nican Mopohua del siglo dieciséis).
12 de Diciembre
La Virgen de Guadalupe
Año 1531
Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a clase de catecismo y a oír la Santa Misa.
Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó que le llamaban de arriba del cerro diciendo:
"Juanito, Juan Dieguito". Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo:
"Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen.
Vas donde el Señor Obispo y le manifiestas que deseo un templo en este llano. "Anda y pon en ello todo tu esfuerzo. Ten seguro que te agradeceré bien y te lo pagaré.
Vas a merecer que yo te recompense el trabajo y fatiga con que procuras hacer lo que te encomiendo".
Él se arrodilló y le dijo: "Señora mía, voy corriendo a cumplir lo que me has mandado. Yo soy tu humilde siervo". Y se fue de prisa a la ciudad y en derechura al Palacio del Obispo que era Fray Juan de Zumárraga, religioso franciscano.
Cuando el obispo oyó lo que le decía el indiecito Juan Diego, no le creó. Solamente le dijo: "Otro día vendrás y te oiré despacio".
Juan Diego se volvió muy triste porque no había logrado que se realizara su mensaje. Se fue derecho a la cumbre del cerro y encontró allí a la Señora del Cielo que le estaba aguardando. Al verla se arrodilló delante de Ella y le dijo:
"Señora, la más pequeña de mis hijas, niña mía, expuse tu mensaje al Sr. Obispo, pero pareció que no lo tuvo por cierto. Comprendí por la respuesta que me dio que pensó que quizás que es una invención mía que Tú quieres que te hagan aquí un templo, y que eso no es una orden tuya. Por lo cual te ruego que le encargues a alguno de los principales que le lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un pobre hombrecillo, el último de todos. Perdóname que te cause esta gran pesadumbre. Señora y Dueña Mía".
Ella le respondió: "Oye, hijo mío, el más pequeñito, es preciso que tú mismo solicites y ayudes a que con tu mediación se cumpla mi voluntad. Mucho te ruego, hijo mío, y aún te mando, que otra vez vayas mañana a ver al Sr. Obispo. Dile que yo en persona, la siempre Virgen María, Madre de Dios, te envía, para hacerle saber mi voluntad: que deben hacer aquí el templo que les pido".
Pero al día siguiente el obispo tampoco le creyó a Juan Diego y le dijo que era necesaria alguna señal maravillosa para que se pudiera creer que sí era cierto que lo enviaba la misma Señora del Cielo. Y lo despidió.
Juan regresó a la colina, dio el recado a María Santísima y ella prometió darle una señal al siguiente día en la mañana. Pero Juan Diego no podía cumplir este encargo porque un tío suyo, llamado Juan Bernardino había enfermado gravemente.
Dos días más tarde, el día doce de diciembre, Juan Bernardino estaba moribundo y Juan Diego se apresuró a traerle un sacerdote de Tlaltelolco. Llegó a la ladera del cerro y optó ir por el lado oriente para evitar que la Virgen Santísima le viera pasar. Primero quería atender a su tío. Con grande sorpresa la vio bajar y salir a su encuentro.
Juan le dio su disculpa por no haber venido el día anterior. Después de oír las palabras de Juan Diego, ella le respondió: "Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia. ¿Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿Qué más te falta? No te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella; está seguro de que ya sanó" Cuando Juan Diego oyó estas palabras se sintió contento. Le rogó que le despachara a ver al Señor Obispo para llevarle alguna señal y prueba a fin de que le creyera. Ella le dijo: "Sube, hijo mío el más pequeño, a la cumbre donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay diferentes flores; córtalas, recógelas y en seguida baja y tráelas a mi presencia". Juan Diego subió a la cumbre del cerro y se asombró muchísimo al ver tantas y exquisitas rosas de castilla, siendo aquel un tiempo de mucho hielo en el que no aparece rosa alguna por allí, y menos en esos pedregales. Llenó su poncho o larga ruana blanca con todas aquellas bellísimas rosas y se presentó a la Señora del Cielo. Ella le dijo: "Hijo mío, esta es la prueba que llevarás de parte mía al Sr. Obispo. Te considero mi embajador, muy digno de mi confianza. Ahora te ordeno que sólo delante del Sr. Obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás todo lo que viste y admiraste para que puedas inducir al prelado, con objeto de que se construya el templo que he pedido".
Juan Diego se puso en camino, ya contento y seguro de salir bien. Al llegar a la presencia del obispo le dijo:
"Señor, hice lo que me mandaste hacer: Pedí a la Señora del Cielo una señal. Ella aceptó. Me despachó a la cumbre del cerro y me mandó cortar allá unas rosas y me dijo que te las trajera. Así lo hago, para que en ellas veas la señal que pides, y cumplas su voluntad. Helas aquí". Desenvolvió luego su blanca manta, y así que se esparcieron por el suelo todas las diferentes rosas de castilla, se dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la Virgen María, Madre de Dios, tal cual se venera hoy en el templo de Guadalupe en Tepeyac. Luego que la vieron, el Sr. Obispo y todos los que allí estaban se arrodillaron llenos de admiración. El prelado desató del cuello de Juan Diego la manta en que se dibujó y apareció la Señora del Cielo y la llevó con gran devoción al altar de su capilla. Con lágrimas de tristeza oró y pidió perdón por no haber aceptado antes el mandato de la Señora del Cielo.
Juan Diego pidió permiso para ir a ver a su tío Bernardino que estaba muy grave. El Sr. Obispo le envió un grupo de personas para acompañarlo. Al llegar vieron a su tío que estaba muy contento y que nada le dolía. Y supieron que había quedado instantáneamente curado en el momento en que la Santísima. Virgen dijo a Juan Diego: "No te aflijas por la enfermedad de tu tío, que en este momento ha quedado sano".
La ciudad entera se conmovió y venían a ver y admirar la devota imagen y a hacerle oración y le pusieron por nombre la Virgen de Guadalupe, según el deseo de Nuestra Señora.
El señor Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la santa imagen de la amada Señora del Cielo. La ciudad entera desfilaba a admirar y venerar la Sagrada Imagen, maravillados todos de que hubiera aparecido por milagro divino; porque ninguna persona de este mundo pintó su preciosa imagen.
(Hasta aquí el relato indio del siglo XVI)
La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son tan extraordinarios que no se puede menos que exclamar: “El poder divino está aquí”.
EL PAPA PÍO XI DECLARÓ A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE COMO “PATRONA Y EMPERATRIZ DE AMÉRICA”. SU FIESTA SE CELEBRA EL 12 DE DICIEMBRE.
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin-Primer Vidente de María Santísima en América-1531
Un hecho inexplicable:
(Tomado de “El Catolicismo”
25 de octubre de 1981)
Los asombrosos descubrimientos que se han hecho acerca del cuadro de la Virgen de Guadalupe en México, tienen pasmados a los eruditos. últimamente se ha formado una comisión de científicos para investigar los fenómenos inexplicables de esta tela que era la ruana o poncho del indio Juan Diego.
Lo primero que llama la atención de los expertos textiles es que esta manta se haya podido conservar durante siglos, expuesta al polvo, al calor y a la humedad, sin que se haya deshilachado ni se haya desteñido su bella policromía. La pintura que cubre la tela es otro misterio. El sabio alemán Kuhn, que es premio Nobel en Química, ha estudiado esta pintura, y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: “estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales”.
Pero el sabio Callagan, de la NASA, de Estados Unidos la ha estudiado con aparatos de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservante, y que no se puede explicar cómo esas pinturas han resistido cuatro siglos en un lienzo tan ordinario.
Otro detalle: la imagen no tiene pinceladas. La técnica empleada es desconocida en la historia de la pintura. Es inusual, incomprensible e irrepetible.
La pupila de la virgen: LO MAS INEXPLICABLE: Un famoso oculista, Lauvvoignet, examinó con un poderoso lente la pupila de la Virgen, y observó maravillado que en el iris se veía reflejada la imagen de un hombre.
Esto fue al principio de una investigación que condujo a los más inesperados descubrimientos.
La digitalización consiste en que si se fotografía la pupila de una persona, con una máquina poderosa y especial, en la fotografía queda todo lo que esa persona está viendo en el momento de tomar la foto.
El Dr.Tosnman, especializado en digitalización, o sea en averiguar por medio de fotos lo que la persona está viendo, le ha tomado fotografías a la pupila de la Virgen de Guadalupe. Las amplía miles de veces, y logra captar detalles imposibles de ser captados a simple vista. Y los detalles que aparecen en las fotografías de la Virgen de Guadalupe son: un indio en el acto de desplegar su tilma ante un religioso. Un franciscano en cuyo rostro se ve deslizarse una lágrima; un ho
mbre con la mano sobre la barba en señal de admiración; otro indio en actitud de rezar; unos niños y varios religiosos franciscanos más. O sea todas las personas que según la historia de la Virgen de Guadalupe escrita hace varios siglos, estaban presentes en el momento en el que apareció la sagrada imagen.
Lo que es radicalmente imposible es que en un espacio tan pequeño como la córnea de un ojo situado en una imagen de tamaño natural, aun el más experto miniaturista lograra pintar todas esas imágenes que ha sido necesario ampliar dos mil veces para poderlas advertir.
¡Inexplicable! Fue lo que exclamaron los expertos al conocer la respuesta del sabio alemán Kuhn cuando comprobó que los colores de esta pintura de la Virgen de Guadalupe no eran ni minerales, ni vegetales, ni animales.
¡Inexplicable! Exclamaron los sabios norteamericanos Smith y Callagan al comprobar que esta pintura carece de pinceladas y que esta tela que ha durado 500 años sin dañarse, no tiene ningún preparativo que la conserve así.
¡Inexplicable! radicalmente inexplicable! Exclama el especialista Tonsman al referir en sus conferencias que con su máquina fotográfica de “digitalización” ha logrado encontrar en las pupilas de la Virgen de Guadalupe las imágenes de todas las personas que estaban presentes el día de su aparición. Él no se cansa de repetir: “¡Inexplicable. Totalmente inexplicable!”.
“HAY QUE RESPETAR LAS DIVERSAS FORMAS DE DEVOCIÓN QUE LA IGLESIA HA VENIDO APROBANDO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS. DEVOCIONES DE ACUERDO CON EL TEMPERAMENTO, LOS SITIOS, LOS TIEMPOS Y LA MANERA DE SER DE LOS FIELES” (CONCILIO VATICANO II).
«GUADALUPE»,Cuatlaxupeh
Cuatlaxupeh en lengua Náhuatl indígena Azteca, significa:
« AQUELLA QUE APLASTA LA CABEZA A LA SERPIENTE ».
Referencia a María Santísima Nuestra Señora de Guadalupe, que ha vencido al maligno, relatado en el Genesis 3,15.
Apariciones a San Juan Diego 09-12 de diciembre de 1531,Ciudad de México .
Entre 1736 y 1737 ocurren varias calamidades en la capital de la Nueva España: una epidemia de fiebre tifoidea que cobro 40 mil víctimas, en septiembre un temblor y después, varios huracanes.
Ante esto el Arzobispo-Virrey D. Juan Antonio Vizarrón, proclama el 26 de mayo de 1737 a Nuestra Señora de Guadalupe “Patrona de la capital de la Nueva España” y el 12 de diciembre como fiesta principal. La epidemia desapareció.
El 25 de mayo de 1754 el Papa Benedicto XIV (1675-1758) aprueba mediante una bula, a la Virgen de Guadalupe como Patrona de México (Nueva España) concediéndole misa y oficio propios.
A través del tiempo se le han otorgado otros títulos
Coronada el 12 de octubre de 1895 por orden de León XIII;
El 24 de agosto de 1910 Pío X proclamó a Nuestra Señora de Guadalupe "Patrona de toda América Latina";
Pío XI, de "todas las Américas";
El 12 de octubre de 1945 Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas”;
El 12 de octubre de 1961 Juan XXIII se refirió a ella como “La misionera celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas"
y el papa Juan Pablo II la llamo “Reina de México “y “Emperatriz de América” (2000)
El doce de octubre de 1961, su Santidad Juan XXIII, dirigió un radio mensaje a los Congresistas del II Congreso Interamericano Mariano quienes se encontraron presentes dentro de la Nacional e Insigne Basílica de Guadalupe. En este día, a las doce en punto, se escuchó la sonora voz del Santo Padre quien pronunció las siguientes palabras:
Amadísimos Congresistas y fieles todos de América:
María, Madre de Dios y Madre nuestra, esa tierna palabra que estos días vuestros labios repiten sin fin con el título bendito de Madre de Guadalupe, abre este nuestro saludo que dirigimos a cuantos tomáis parte en el Segundo Congreso Mariano Interamericano y a todos los países de América.
Feliz oportunidad ésta del 50 aniversario del Patronato de María Santísima de Guadalupe sobre toda la América Latina, que tanto bien ha producido entre los pueblos del Continente, para alentaros en vuestras manifestaciones de mutuo amor y de devoción a la que es Madre de vida y Fuente de gracia.
Así quería Nuestra Señora continuar mostrando su oficio de Madre: Santa María de Guadalupe, siempre símbolo y artífice de esta fusión que formaría la nacionalidad mexicana y, en expansión cargada de sentidos, rebasaría las fronteras para ofrecer al mundo ese coro magnífico de pueblos que rezan en español.
Primero Madre y Patrona de México, luego de América y de Filipinas: el sentido histórico de su mensaje iba cobrando así plenitud, mientras abría sus brazos a todos los horizontes en un anhelo universal de amor.
Cuanto en esta convivencia alienta el amor y la consideración de una Madre común, entonces los vínculos de la familia humana adquieren la eficacia de algo más vital, más sentido que sublima el poder y la fuerza de cualquier ley.
Tenéis ahí a María, la Madre común, puesto que es Madre de Cristo, la que con su solicitud y compasión maternal ha contribuido a que se nos devuelva la vida divina y sobrenatural, la que en la persona del discípulo amado nos fue donada como Madre espiritual por Cristo mismo en la cruz.
¡Salve, Madre de América!
Celestial Misionera del nuevo Mundo,
Que desde el Santuario del Tepeyac has sido, durante más de cuatro Siglos Madre y Maestra en la fe de los pueblos de América.
Sé también su amparo y sálvalos oh Inmaculada María; asiste a sus gobernantes, infunde nuevo celo a sus Prelados, aumenta las virtudes en el clero; y conserva siempre la fe en el pueblo.
Oiga María estos votos para que los presente a Cristo en cuyo nombre y con el más vivo afecto de nuestro corazón de Padre os bendecimos.
Extranormal Nuevos Descubrimientos
Ayate de la Virgen de Guadalupe
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