A Continuación encontrarás el relato de la vidente Oliva, a quien nuestro señor Jesucristo de la Misericordia llevó al infierno para que cuente lo que viera.
Oliva tiene más de 70 años y el Señor le
prometió que su vida no terminaría sin que viera los tiempos finales del mundo,, Esto sucedió en el año de l987.
Esta promesa ya se ha cumplido porque Olivita Arias falleció este
27 de julio de 2015, en Bogotá, a las 8:30 pm., Dejándonos ver que estos son
los tiempos finales.
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AQUÍ: MATILDE OLIVA ARIAS VIDENTE DEL SEÑOR JESUCRISTO DE LA DIVINA MISERICORDIA HA RETORNADO A LA CASA PATERNA ESTE 27 DE JULIO DE 2015
El Padre Carlos Cancelado, es un joven sacerdote colombiano que sufrió la miseria, el rechazo y vivió muchos años apartado de Dios, pero Jesús golpeo a su puerta y él le abrió su corazón.
Promotor del relato sobre el infierno revelado a la vidente Oliva, hasta que ha sido silenciado.
Como fruto de su conversión, descubrió
la vocación de ser un Cristo más en la tierra, y abrirnos las puertas del
cielo, con su ministerio sacerdotal.
Vamos a leer un dramático y conmovedor
relato del infierno, donde Jesucristo se sienta sobre una roca ensangrentado y
llorando.
Al preguntarle la vidente en su
inocencia por qué lloraba responde:
"Porque mi sangre derramada por todos aquellos a los que acabas de
ver (en el infierno) se desperdició en vano"
Aquí testimonio y relato por el Padre Carlos Cancelado
Relato: Oliva junto a Jesús fue al infierno
"Vengo a darle un mensaje, para que lo hable a donde vaya, y crean
sin ver", " Algunos se burlarán,
pero otros reconocerán mi voz,
entenderán mi mensaje y me seguirán".
Le besó los pies a Jesús, y los separo.
No supe q paso,
pero vi q un hueco inmenso se abrió bajo los pies del señor. No sé si viajamos
a través de él, pero pronto me vi en el infierno. Escuche, gritos, lamentos,
había desesperación, aquel lugar era horrible. Sentí miedo, sentí morirme de
pavor, y me dije, hay de mi señor donde estoy!!!!
El señor me dijo: “no temas nada, nada te pasara, yo
estoy contigo, observa bien”.
Entonces vi una hornilla como la boca de un volcán.
De ella salían
llamas inmensas. Era como un fondo donde se cocina la caña para hacer miel.
Como un lago de azufre hirviendo a borbollones, había ahí mucha gente que
gritaba y pedía auxilio sin ser escuchados.
Unos insultaban, otros estaban vestidos lujosamente,
otros estaban sin ropa. Creo que estaban con la ropa que lo enterraron.
Un hombre muy rico, con mantos y anillos en los dedos,
y cadenas en el cuello, sacaba la mano y decía, sálvame por esto! y mostraba
como un gajo de cebolla. Pero las llamas empezaban a consumir el gajo de
cebolla hasta quemarle los dedos. Creo
que fue algo que dio, pero sin amor, o lo único que regalo en su vida.
El tormento era
cruel, no había paz, le pegunte al Señor, este es el rechinar de dientes? Y me
contesto “No, todavía no es.
Es solo parte
del sufrimiento, de los condenados” Alrededor de la hornilla había demonios con
las piernas cruzadas, todos tenían un trinche largo.
Su aspecto era horrible, sus ojos rojos, boca malvada,
sonrisa malévola, de un color casi negro como gris.
Fumaban y fumaban algo que los hacía más rebeldes.
Y bebían un líquido rojizo que los llenaba de
soberbia. De pronto todos se colocaron
de pie en posición firme.
Los condenados deseaban desaparecer.
Se consumían en el lago de fuego, era una multitud
incontable. El infierno se estremeció, todo tembló.
Por una puerta entraba un demonio como de casi 2
metros de alto, más horribles que los otros demonios.
Este tenía cuernos, garras, cola y alas como de
murciélago. Los demás no tenían nada de eso.
Grito y zapateo, y todo volvió a temblar, pregunte
quien era. Me dijo:
" Es Satanás, Lucifer, rey del inferno.”
Hasta los demás demonios le tenían miedo, a una orden
dada por el, todos corrieron ante él con el trinche en la mano, en fila como un
batallón de soldados.
Les dijo algo
que no alcancé a escuchar, púes tenía demasiado miedo. Y no le pregunte al
Señor. Si el Señor no me hubiera sostenido en ese momento, yo hubiera muerto de
terror.
El Señor me
dijo:
” Acá no hay paz ni un segundo, acá no hay nada de
amor, es el reino del odio. Aquí vienen todos aquellos que me despreciaron
cuando estaban vivos, libre y voluntariamente, prefirieron el mal en lugar de
bien.
Ahora observa bien, pues para algunos comienza el
rechinas de dientes, sufrimiento y muerte eterna, gusano que no muere y fuego
que no se apaga.
Porque el que no está conmigo, está muerto, esa es la
verdadera muerte. No la que llaman ustedes muerte”.
Los demonios corrieron hacia la hornilla después de la
orden de Satanás, y metían el trinche, sacaban a los condenados traspasados por
los trinches.
Se movían como culebras sin poder soltarse. Gritaban,
se contorsionaban. Les salía sangre, algunos fueron traspasados por la espalda,
otros por las piernas, otros por la cabeza agarraban los trinches queriendo
salir.
Pregunte al
Señor: ¿porque esas almas tienen sangre?
Y me dijo:
”Al infierno vienen en cuerpo y alma, como al cielo
van en cuerpo y alma. Estamos en el primer infierno, y ya fueron juzgados, aquí
están todos los condenados desde la creación del mundo hasta el diluvio."
Los demonios colocaron a los condenados como en una
lamina de zinc, galvanizada y los agarraban a trinchazos entre dos o tres
demonios. Luego como con un cortaúñas, un poco más largo, les prendían pedazos
de carne y poco a poco le arrancaban las uñas, los dedos, el pelo, los gritos
eran desesperados, eran gritos que terminaban en lamentos…. Para que no
gritaran, sacaron una especie de arma no vista en la tierra por mí.
Se la metieron en la boca. Aquella arma se abrió como
una mano, y al cerrarse le agarró la lengua, y le arrancaban, bien torciéndola
o tirándola.
Luego con un cuchillo bien afilado, le comenzaban a
volver cecina, a destazar, volver pedazos como de vistec.
Los condenados no podían gritar, sus ojos parecían
salirse de ellos. Y sus mandíbulas
pegaban una con otra haciendo un rechinar de dientes horrible!!! Después de
desprender la carne, trozaban los huesos y los volvían nada. Por último partían
la cabeza, hasta quedar trizas, todo parecía nada en la lámina. Sangre, carne
en trozos, huesos, aquello era horrible. Y en los huesos había gusanos.
Entonces dije
al Señor, pobres personas!!! Pensé que no iban a morir, por fin murieron,
aunque los pedazos de carnes se mueven.
El me dijo:
“Aquí no existe la muerte fíjate bien”.
Los demonios
tomaron esa lamina y echaron los trozos de la persona sobre un hueco donde
había llamas y fierros filosos, una especie como de molino para volver todo
polvo.
En la parte de
abajo de ese hueco estaba otra vez el hueco de la hornilla.
Al caer ese polvo vi que las personas volvían a tener
cuerpo y el que se dejaba agarrar por el trinche volvía a padecer lo mismo.
Entonces
pregunte al Señor:
¿Qué pasa, porque tiene que volver a vivir?
El me dijo:
“La muerte ya
no existe, como los hombres la llaman. Aquí se padece la muerte eterna, que es
la separación de DIOS.Y para llegar a este lugar de tormentos, cada uno llego
aquí libre. Ésa fue la elección de ellos. Yo ya no puedo hacer nada por ellos.
Cuando podía me despreciaron y llegaron a este lugar no creado para los
hombres, para los hombres fue creado el cielo. Este lugar fue creado para
Satanás y sus ángeles.
” Me di cuenta que a mayor pecado, mayor el
sufrimiento. Cada uno paga según sus deudas. Y cada uno tiene castigos
diferentes, pero todos sufren terriblemente.
Me di cuenta que con el órgano que pecan es con el que más sufren. Según
se hundían en el lago de fuego, aparecían en un lugar de arenas candentes, al
rojo vivo.
El calor era
sofocante, no se podía respirar y gritaban, tengo sed!!! Entonces un demonio se
le subía a la nuca y le abría la boca, hasta desgarrarla hasta los oídos. Otro
demonio agarraba la arena caliente, para que la bebieran.
Era tal el desespero que corrían sin control en la
oscuridad iluminada únicamente por las arenas. Chocaban con otros
condenados y peleaban como perros
callejeros.
Al llegar al final había rocas con puertas, cada uno
miraba solo una puerta, al abrirla había un hoyo, donde estaban los animales
ponzoñosos y aquellos que más temían cuando estaban en la tierra.
El Señor me dijo que eran castigos psicológicos. No
pregunte qué era eso. Oh pobres condenados!! Que desesperación, que pesadilla
sin fin!!!Cuando lograban salir de allí, se veían esos animales por el cuerpo y
que salían por la boca y por todo lugar.
Por lo único que podían correr, es por un desfiladero
de piedras cortantes, se caían y se cortaban.
Unos caían de
frente y se cortaban todo, otros de espalda y al final había una planada, el
que no lograba pararse rápidamente, una piedra redonda lo aplastaba como una
cucaracha. Al lograr levantarse se botaban por un hueco que había, y caían a la
hornilla del inicio, y todo volvía a repetirse.
El Señor me dijo:
“¿Te diste cuenta que acá no hay descanso ni un
segundo? Ahora te voy a mostrar otro lugar que está esperando a esta generación
perversa y malvada.
Le voy a mostrar quien sufre más y quienes van por el
camino al infierno”.
Vi entonces tres hornos más grandes que el primero y
Satanás gritaba:
Qué se haga el
juicio, eh trabajado bastante para darle la bienvenida a mi reino, he inventado
nuevos castigos, y tormentos. Que vengan aquí los que pudieron salvarse y no
quisieron, que vengan a mí los que me sirvieron en la tierra.
Entonces vi unas mujeres, arrastradas con cadenas,
llevaban cargas como mulas, eran golpeadas atrozmente y atormentadas.
Les habrían sus
vientres, las dejaban gritar, la despedazaban, les daban con unas cuerdas como
de hierro, las insultaban, les mostraban sus hijos que ellas habían asesinado y
se las amarraban a sus pechos.
Ellas
escuchaban el llanto y los gritos de sus hijos (porque me mataste mama!!!) al
grito del niño, sus pechos se desgarraban y comenzaban a sangrar, sus oídos
sangraban y todo aquello era horrible.
Y pregunte al
Señor:
¿Señor JESUS
quienes son esas mujeres y porque sufren tanto?
Me contestó:
”Son todas aquellas que matan a sus hijos en el
aborto, sufren porque hicieron de sus vientres tumbas, y el vientre es para dar
vida.
Él pecado del
aborto le es a mi Padre muy difícil de perdonar.
No basta con confesarlo, sino hay verdadero
arrepentimiento. Hay que hacer mucha oración y penitencia, pidiendo
misericordia a DIOS Padre como al hijo que asesinaron.
Sus gritos y llantos estarán al frente del trono de
DIOS y su sangre clamara desde la tierra al cielo”.
Y me dijo:
”Ore, Ore, por ellas, porque algunas están vivas y
pueden arrepentirse. Pues muchas van por el camino del infierno”.
Vi al lado de
ellas hombres y mujeres que sufrían iguales tormentos que ellas.
Y pregunte,
¿estos quienes son, y porque sufren iguales tormentos?
El Señor me
dijo:
”Son todos los cómplices del aborto, los que las
ayudaron. Aquí pueden venir médicos, amigos, enfermeros, parientes, o alguna
persona que escucho que iban a abortar, y no les dijo no lo hagas.”
Seguimos andando por ese ancho camino y vi hombres que
venían cari bajos, con la lengua afuera, se la machacaban con piedras, les
quemaban las manos y pies y se la atravesaban con punzones.
Lo demonios
descargaban toda su ira contra estos hombres.
Vi como sufrían
y pregunte ¿estos quiénes son y por que sufren tanto?
Y me dijo el Señor:
”Son los llamados a la más alta gloria de los cielos
pero la han perdido. Se han vendido y me han vendido.
Ellos son mis sacerdotes. Los pecados del sacerdote
son doble pena para mí, por eso su castigo es doble.
Son martirizados en la lengua porque han callado mi
palabra y han sido perros silenciosos, tartamudean al hablar.
Se han
consumido en las pasiones y llenado de mosto, vino. Para ellos la maldición y
el fuego.
” Vi mujeres y hombres al lado de ellos que sufrían
grandes penas" y pregunte.
¿Quiénes son estos?
Y me dijo:
” Son los que han pecado con ellos. La mujer que hace
caer a un sacerdote, más le valiera no haber nacido, porque es más maldita que
Judas. Lo mismo el hombre que haga pecar a un sacerdote.”
Detrás de estas había una multitud que seguían ese
camino y sufrían iguales tormentos.
¿Y estos quiénes son?
Y me dijo:
”Son todos aquellos que se alejaron de mi y de mi
iglesia por el pecado del sacerdote y no oraron por él.
El sacerdote se
hizo para salvar a los hombres. Si no lo hace, lo ayudan a condenar. Pues mi
palabra dice, los guardianes de mi templo están ciegos, ninguno hace nada, son
todos perros mudos incapaces de ladrar, vigilantes perezosos que les gusta
dormir. Perros hambrientos que jamás se hartan. Y son ellos los pastores, pero
no saben comprender, cada uno va por su camino. Cada uno busca su interés,
vengan dicen, busquen vinos y emborrachémonos con los licores, no ayudan al
inocente y hacen desaparecer a los hombres fieles (Isaias-56-9)”.
Vi detrás de
estos, hombres y mujeres que sufrían iguales tormentos. Y le dije ¿quiénes son?
Y me dijo “Son
todos los religiosos y religiosas.
Ore, ore por
ellos, para que me amen y logren salvarse.
No hablen nunca
mal de los míos. Es como si untara el dedo con chile y me lo metiera en el ojo.
Solo ore, ore por ellos, y no me causes tormentos.
” Vi hombres y mujeres que llevaban vendados los ojos,
detrás de ellos iban muchos encadenados. Los demonios los insultaban, los
golpeaban, y los violaban. Su tormento era cruel. Pregunte ¿quiénes son esos?
Y me dijo:
“Son todos los
brujos, hechiceros que se han dejado enceguecer por Satanás. A ellos les
esperan los tormentos inmensos, porque vivieron más cerca de Satanás acá en la
tierra, más que a mí. Y sufrirán más que nunca, por haber servido en el mal,
libre y voluntariamente.
Los encadenados
son todos aquellos que los consultan, y todos aquellos que mandan a hacer un
mal de brujería.
Es preferible
que mataran cara a cara, y no así. Pues escrito esta, que mi Padre no salvara a
esa raza, fuera de mi perros malditos, para ustedes no habrá fuego ni brazas
para calentar el pan (Isaías 47- 12)”.
“Ore, ore,
porque hay muchos que pueden arrepentirse”.
También la multitud que les siguen y sufren tormentos son los creyentes
en horóscopos, invocadores de espíritu, toda persona que quiera saber el
futuro, o consulte a uno de ellos, es merecedor del fuego eterno del
infierno.
Vi luego hombres y mujeres atados por cadenas en las
manos, cada uno tiraba por su lado, se tiraban y se caían entre sí. Los demonios les decían, por su culpa sufre,
dele más duro.
Y pregunte
¿Quiénes son? Y me dijo:
”Son todos mis matrimonios que no viven en paz. Son
dos bestias atadas por la misma cuerda.”
y pregunte ¿Por
qué van al infierno? Y me dijo:
”Besa mi mano” lo hice y me la coloco en los ojos.
Y vi que en
esos hogares había insultos, celos, peleas.
Satanás le gritaba a JESUS. Mire, mire como tengo a sus matrimonios!!
¿Qué saco con santificarlos en el sacramento? como la primera pareja me
pertenecen, pero ahora hare que pierdan la gloria, no permitiré que oren ni que
vayan a misa. Y se reía a carcajadas…Mientras JESUS lloraba.
“Oren, porque
hay muchos que pueden arrepentirse y cambiar”.
Vi hombres y
mujeres atados por los pies, y sufrían peor que los anteriores. Y pregunte ¿estos quiénes son? Y me dijo:
”Son todos los que viven sin casarse, o han cometido
adulterio o fornicación”.
Y pregunte:
¿porque van al infierno? Y me toco los
ojos y vi que JESUS bendecía todas las uniones entre el hombre y la mujer
cuando estaban íntimamente, como la primer pareja.
Pero cuando no
estaban casados, era Satanás el que dormía al lado de ellos.
Golpeando al
Señor JESUS, le escupía la cara diciendo: mira tú criatura el hombre convertido
por mí en un animal. Aun peor que ella, ¿de qué le sirvió morir por ellos? yo
destruiré tu sacramento que les permite unirse santamente. . Pero yo hare de
cada lecho un fuego infernal envuelto en pasiones aun no permitidas. Pues a mí
si me escuchan, aunque yo no les ofrezco un reino de paz, sino de dolor… Y
JESUS me dijo:” Mi sufrimiento para ellos ha sido inútil, por eso van al
infierno.”
Y vi que unos de los castigos para ellos, es ver al
hombre o mujer por el cual se condenaron en el pecho, y Satanás le daba un
cuchillo filoso y ellos mismos se cortaban, y sacaban pedazos de carne hasta
llegar al corazón. Diciendo, maldito, por tu culpa estoy aquí en este infierno. Te
quiero sacar del pecho para siempre pero no puedo.
El Señor me dijo:”Ore, ore, porque algunos están
vivos, y se pueden arrepentir.”
Vi hombres
atados con hombres, y mujeres atadas con mujeres, atados por la cintura, que se
balanceaban, como animales salvajes, arrastrando una presa.
Y estos
quiénes son y porque sufren? El Señor me
dijo:
”Son toda clase de homosexuales y lesbianas, que libre
me rechazaron, y no fueron capaces de ser castos ofreciendo su vida”.
Y vi como
Satanás, se revolcaba en el lecho de estos pobres seres, dándoles más deseos
sin llegar hacer saciados nunca. Y vi como los espíritus los atormentaban en
sus partes con los que pecaron Y vi que le atravesaban palos desde el ano hasta
la boca, y le giraban. Y pregunte ¿La
presa? Y me contestó:
”Son todos aquellos que se acostaron con ellos.
Ore, porque aun hay vivos que pueden salvarse, al
arrepentirse. La persona homosexual que
ofrezca su castidad a mí, y viva sin hacer pecar a nadie, yo derramo mi
infinita misericordia, porque los amo inmensamente.”
Toda relación, anal es condenada por el Señor, es
contra la naturaleza. No podemos condenar a quienes practican la
homosexualidad, si hacemos lo mismo.
Vi hombres y mujeres con caras de animales, y sufrían
inmensamente. Y al lado de ellos, unos que llevaban como unas cintas y unas
hojas o revistas donde habían mujeres y hombres desnudos. También sufrían y van
al infierno. Y le pregunte al Señor: ¿quiénes son, y también van al
infierno? “ Si van al infierno sino se
arrepienten. Los primeros son todos los que han tenido, intimidad con los
animales. Rebajándose al nivel de la bestia, y aun mas que ella, porque si ella
pensara, no lo haría. Y todo aquel que haga del sexo una obsesión atreves de
películas, revistas, chistes grotescos, prostitución, palabra de mal sentido.
Son dignos del fuego eterno, con todos sus tormentos, pues han aprendido a
hablar la bajeza de Satanás y no a hablar y vivir la santidad y pureza de DIOS
uno y trino.”
Vi hombres y mujeres de diferentes edades, y caminaban
como ciegos golpeándose con todo. Y un demonio estaba al pie de ellos,
haciéndoles caer más y más. ¿Y estos
quienes son Señor? Y me dijo:
“Son todos los
borrachos, alcohólicos van porque han destrozado el templo de Espíritu Santo,
donde mora la trinidad santa. Su propio cuerpo. Y han hecho daño a sus
semejantes, a sus familias, olvidándose del primer mandamiento. Amar a DIOS y
al prójimo como a sí mismo. Estos no han aprendido ni siquiera a amarse.” Y al
lado de ellos, iban de diferentes edades reventados los labios, con humo en la
nariz, ¿Y estos quiénes son?, pregunte, y me dijo:
” Son todos los fumadores de toda clase de hierbas,
droga, cigarros o vicio. Y van porque no han amado su propio cuerpo, y los que
van con ellos, son todos los que ofrecen, o llevan a pecar. Yo les he dicho,
que el que regala un vaso de agua, es digno de cielo eterno. Pero también quien
ofrece, o hace pecar a alguien, es digno del fuego eterno. Ore, porque algunos
pueden cambiar su vida, y librarse de este castigo”
Vi hombres y mujeres en minifalda, o con vestidos
indecentes, y detrás de ellos, un gran número de hombres y mujeres. Y pregunte: ¿Porque van al infierno, y porque
los atormentan? Me contesto:
“La mujer que use minifalda va al infierno, por
corromper al hombre seduciéndolo con su vestuario. Y lo mismo el hombre, van
por dejarse seducir. Cuidado con el vestuario. La mujer no debe llevar pantalón
y si lo lleva que no sea ajustado. Muchas parecen mulas con frenos. Los hombres
no deben llevar el pantalón apretado, pero tampoco, aquellos que parecen
faldas.”
Vi que iban hombres y mujeres de toda edad, hasta
niños con las manos cortadas, algunos sin dedos. Y le pegunte ¿Quiénes son y van al
infierno? Y me dijo:
“Son todos los tramposos, los ladrones, los estafadores,
los que no pagan sus deudas, los que solo se dedicaron al trabajo, los
avarientos, los que en su corazón solo estaba el Dios dinero, los que nunca
dieron una limosna al pobre, ni ayudaron al más pequeño de sus hermanos. Son
todos aquellos que al final les tendré que decir, apártate de mi maldito, vaya
al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Pues tuve hambre y no
me dieron de comer, sed y no me dieron de beber. Fui forastero y no me
alojaron, desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron.
Ore, ore por ellos, porque algunos están vivos y pueden cambiar su corazón de
piedra (Mateo 25.)”.
Vi hombres y mujeres de todas las edades, que llevaban
la lengua afuera, y un demonio, iba montado sobre sus hombros, metiéndole su
lengua en la boca de ellos. Era una gran cantidad y le pregunte al Señor
¿Quiénes son Señor, y porque traen ese demonio?
Me dijo:
” Son todos los chismosos, calumniadores, mentirosos,
son todos aquellos incapaces de domar la lengua. Que hicieron mal, pues está
cargada de veneno mortal, como escrito está en mi apóstol Santiago “Sepan domar
su lengua” El demonio que llevan es el
demonio del chisme, ore para que se conviertan, porque algunos están vivos, y
no vengan a este lugar de castigo.
”Vi hombres y mujeres que de sus bocas salían sapos, y
víboras. ¿Y estos quiénes son? Pregunte.
“Son todos los
que pudieron enseñar mi fe y mi doctrina y no lo hicieron. Pero si enseñaron
cosas falsas basadas en teorías sin poderse comprobar. Son los maestros,
escritores, catequistas, sacerdotes y padres de familia y todo el que pueda
enseñar mi fe. Y toda persona que destruya la fe de mis pequeños niños. Yo les
he escrito, hay del que enseñe otra palabra, hay del que escandalice a uno de
estos pequeños, mas le valiera amarrarse una piedra de moler al cuello y
tirarse al mar. Ore, ore porque para ellos, el castigo es tremendo. Y no lleguen
al lugar del castigo.
” Vi familias y padres e hijos golpeándose. De sus
bocas salieron llamas de fuego. Y
pregunte: ¿porque vienen aquí y porque los atormenta el demonio, y porqué sale
fuego?
Y me dijo:
“Son los padres que no se hicieron amar y respetar con
sus hijos, los insultaron. Son los hijos altaneros y groseros con sus
padres.” Y pregunte: ¿Por qué van ellos
ahí? Y me dijo:
”Al final cuando cada uno se presente ante el justo
juez, sino fueron buenos van a decir, maldito de mi por no haber respetado y
amado a mis padres. Y por esa maldición va al infierno. O va a decir, maldito
por no obedecer y seguir la fe católica. O al contrario, van decir, maldito mis
padres porque no me enseñaron a respetarlos y amarlos. Por esa maldición los
padres van al infierno. Al contrario los padres deben respetar y dar amor a sus
hijos. Jamás con insultos. “Ore, ore, porque algunos pueden salvarse”
Vi que en esas casas, donde el padre y la madre,
insulta a sus hijos, los demonios salen de sus bocas como gusanos o serpientes
que se arrastran. Y poco a poco van y se meten al otro hijo, o al esposo que
está lejos. Vi que la única manera para acabar esos demonios en esas casas, es
rezar y especialmente el santo rosario.
Vi gente de
toda clase y edades que votaban dinero al aire y alrededor de ellos, gente
muriéndose de hambre. ¿Y estos quiénes
son y porque van al infierno? Y me
dijo:”
Son todos los
que desperdician el dinero en lo que no sirve, son los que compran cosas
innecesarias, son los que hacen fiestas para sus gustos, invitan únicamente a
los que puede llevarles algo o lo invitan a otra fiestas. Son todos los que
desperdiciaron comprando en demasiadas cosas y la dejan dañar en sus
refrigeradores en vez de regalarlas. Y nunca hacen obras de misericordia, solo piensan
en ellos mismos mientras alrededor del mundo se mueren de hambre. Ore, ore por
ellos para que se conviertan, y no vayan al lugar del castigo”.
Vi jóvenes que
llevaban aparatos en sus oídos, no pregunte que aparatos porque no los conozco,
conectados a una radio, caminaban como sonámbulos. Por esos aparatos les
entraban escorpiones, sapos y muerte.
Y pregunte ¿Quiénes son? Y me dijo:
“Son todos aquellos que escuchan música satánica,
rock, la música metálica y se han convertido en adoradores del diablo que los
llevan a su propia muerte y les hacen perder el sentido de la vida, son todos
los que entran a culto satánico, discotecas u en sus casas se encierran
escuchando a alto volumen esa maldita música, para ellos la vida no tiene
sentido, ni estudiar ni nada. Se vuelven perezosos y rebeldes. Pobre juventud
va a la perdición, ya no hay inocencia en los mayores de 4 años. La maldita
televisión y la música los han pervertido, y su corazón enceguecido se van
alejando de mí. Ore, ore, para que yo pueda rescatarlos, pues viajan como
moscas al mortecino. Ore, ore para que abandonen todo, y no lleguen al lugar de
castigo elegido por ellos”.
Vi hombres y mujeres de toda clase, que caminaban de
espalda, y un demonio los arrastraba y al caminar, tropezaban con otros, y los
hacían caer. Pregunte quienes son. Y me dijo:
“Son todos
aquellos que me iban siguiendo por el camino del cielo, pero las dificultades,
los tropiezos, el desaliento, los problemas con los mismos grupos, los hicieron
que me abandonaran, y hoy van camino al infierno, y se llevan a otros.
A estos les es difícil volver a mí. Porque tiene un
demonio que los detiene, este demonio al final los entregara a Satanás, y
recibirá más orgullo por haber vencido a uno de los míos. Ore, ore por ellos,
pues mi corazón se hiere continuamente, por estos nuevos judas que no quieren
sufrir por mí”.
Vi hombres y mujeres de diferentes edades y clases,
golpeándose el pecho con un cuchillo, luchaban por quitar un espectro humano,
desde los pechos hasta sus ingles .Al golpearse sus heridas sangraban mientras
que un demonio les gritaba, tú has sufrido mucho por culpa él , dele más duro,
dele más duro, no le perdone no le perdone!!.
Entonces pregunte: ¿Quiénes son Señor, y quienes son los que están en el
pecho?
El Señor me dijo:
“Son todos aquellos que nunca han perdonado la falta
de sus hermanos, guardan rencores, odio, resentimiento, rencillas, pensando que
fueron los únicos que sufrieron. Las personas que llevan en el pecho, son sus
supuestos enemigos. Y por eternidad de eternidades, lo tendrán en el pecho como
castigo. Oren, oren, para que perdonen, como yo perdono, porque si no perdonan
las faltas de sus hermanos, mi Padre tampoco les perdonara.”
Vi hombres y mujeres de todas las edades, sus manos
sangraban, y ellos al mirarlas gritaban de terror. Y un demonio les cortaba con
una espada, los pasaba por parte y parte, volviéndolos nada. Pregunte ¿Quiénes son Señor? Dijo:
“Son todos los
asesinos, los secuestradores, los atracadores, son todos aquellos que le han
quitado la vida, a alguien, física psíquica, y espiritualmente. Son aquellos
que pudiendo salvar una vida, no lo hicieron, su sangre clama, desde la tierra
a cielo. La vida yo la doy y la quito cuando quiero, nadie fuera de DIOS puede
quitar la vida, ni a un niño, ni aun anciano, ni aun un enfermo, solo DIOS
dispone de ellos. Quien lo hace le esperan los más grandes castigos y
tormentos, en el lago de azufre donde el gusano no muere y el fuego no se
apaga. Ore, ore, porque hay muchos que están vivos y pueden arrepentirse, hija
mía ora, especialmente por los médicos”.
Seguimos caminando y vi hombres y mujeres, jóvenes y
niños de todas las clases, iban dando vueltas entre sí como perdidos y
confusos, los demonios los cubrían con sus sombras, y les decían, no crean, no
crean. Y pregunte ¿Quiénes son? Y me dijo:
“Son todos aquellos, que pertenecen a mi iglesia o
pertenecieron, pero que abandonaron los sacramentos, o si acuden no creen en
ellos, ni en la gracia ni en el poder santificador atreves de ellos. Han
despreciado al DIOS de la verdad por la mentira. Quienes más sufrirán, son los
que no creyeron en mi real presencia, en la sagrada eucaristía, y se hicieron
sacrílegos, pues mi carne es verdadera comida mi sangre es verdadera bebida y
quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo le resucitare el
ultimo día. Ore, ore porque algunos pueden regresar”.
Vi hombres, jóvenes, mujeres y niños con edad de
razón, en gran cantidad, caminaban a tientas, pisaban cualquier luz que los
podía iluminar, los demonios gritaban, no crean en la luz no crean!
Y pregunte
¿Quiénes son? Y me dijo:
“Son todos
aquellos, que han cometido cualquier pecado y no lo han confesado, por pena, o
porque no creen. O si lo confesaron, no lo hicieron con verdadero
arrepentimiento. DIOS conoce el corazón de cada hombre. Ore, ore para que se
conviertan. Nadie que no confiese su pecado puede entrar en el reino de los
cielos”. Entonces exclame, Señor JESUS, DIOS mío quien puede salvarse!!!!! Me
contesto:
“Tu ven y sígueme. Para DIOS nada es imposible.”
Callé, y seguimos caminando. Encontramos miles, y
miles que iban al camino del infierno. No pegunte quienes eran ellos, solo iba
pensando, misericordia DIOS mío, misericordia Señor.... El no me dijo quienes eran, ni cuál fue su
pecado, era de toda edad, y de toda clase, y por algo que yo no entiendo, se me
dio a saber, que era de toda religión, fe y creencia.
Porque DIOS hace juicio sobre toda persona que vengan
a esta tierra, nazca donde nazca y crea en lo que crea. Después de caminar y caminar.
JESUS me dijo:
“Aquí termina el camino al infierno”. Se sentó sobre una piedra. Sus llagas
sangraban, sus ropas eran rojas y estaba llorando.
Le dije ¿Qué
tienes Señor y DIOS mío? ¿Porque sus vestidos están rojos, si llegaste de
blanco y porque sangran y porque está llorando? Y me dijo:
“Lloro al
saber, que para ellos mi sacrificio fue inútil, y mi sangre se derramo en vano.
Pues ellos no quisieron salvarse, me despreciaron.
Mis ropas están rojas empapadas por mi sangre que he
vertido en el dolor de sus pecados, y que ellos no quisieron recibir. Ya que mi
perdón esta dado por parte de mi Padre pero ellos no me recibieron. Y yo les he
escrito, el que me reciba lo hare hijo de DIOS. Oh hija mía!!, ore, ore,
ayúdame a la salvación de los hombres y de las almas.
Nos abrazamos y
lloramos juntos, de pronto yo estaba en mi cuarto, abrazada fuertemente en él,
el miedo era espantoso, todo mi cuerpo temblaba. Le dije Señor tengo miedo. Me coloco la mano sobre la cabeza. Me dijo:
“esto que has visto no lo contaras hasta dentro de 6
meses que te hayas repuesto completamente. Luego te llevare al cielo, y te
mostrare el camino de quienes van por él”.
Oramos juntos, se despidió dejándome en paz, lo vi
partir, me volvió a mirar. Aun iba
llorando, sus ropas iban rojas, sus llagas, sangraban, me dijo adiós con la
mano, y desapareció de mi vista.
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