Abril 12 de 2012
María Santísima:
Hijitos, colocaos la armadura espiritual, sellaos con la sangre de mi hijo y cubríos con el escudo de mi santo rosario, porque la batalla espiritual ya comenzó.
Hijitos, que la paz de Dios esté con vosotros y mi protección maternal os
asista siempre.
Hijitos, los días, meses y años,
serán cada vez más cortos; permaneced unidos en oración a vuestro Padre y Madre
celestial y todo irá pasando conforme a la voluntad de Dios.
Un gran
acontecimiento que moverá los cimientos de la Iglesia está por suceder, pero
vosotros pueblo de Dios, no perdáis la fe, ni la paz; antes, que vuestra fe sea
más férrea y que permanezcáis fieles a la doctrina de la Iglesia y al Evangelio
de mi hijo.
Cuando
venga el ataque a la Iglesia os necesito unidos en oración conmigo, con nuestro
amado Miguel, con los ejércitos celestiales de Ángeles y Arcángeles y con el
ejército Triunfante y Purgante, para que seamos una muralla que no permita que
las fuerzas del mal prevalezcan contra la santa Iglesia católica, apostólica y
romana, constituida por mi Hijo.
Hijitos,
en esos tiempos debéis de orar más intensamente con mi Rosario y hacer el
exorcismo de nuestro amado Miguel y la oración que el Santo Espíritu de Dios me
regaló cuando visité a mi prima Isabel.
Os la recuerdo para que la aprendáis de memoria, pues tiene gran poder
para alejar toda fuerza del mal.
El Magníficat
Cántico de Nuestra Señora
Mi alma glorifica
al Señor
y mi Espíritu
Exulta en Dios mi Salvador.
Porque ha puesto la
mirada
En la humilde
sierva suya;
Y ved aquí el motivo
Por el que me tendrán por dichosa y feliz
Todas las
generaciones.
Pues ha hecho en mi
favor cosas grandes y maravillosas
El que es Todopoderoso
El que es Todopoderoso
y su nombre es
infinitamente santo.
Cuya misericordia
se extiende de generación en generación
A todos cuantos le
temen.
Extendió el brazo
de su poder,
Disipó el orgullo
de los soberbios, Trastornando
sus designios.
Desposeyó a los
poderosos y elevó a los humildes.
A los necesitados
los llenó de bienes
y a los ricos los
dejó sin cosa alguna.
Exaltó a Israel su
siervo,
Acordándose de él
por su gran misericordia y bondad.
Así como lo había
prometido a nuestros padres,
A Abraham y a toda
su descendencia por los siglos de los siglos. Amén.
(Lucas 1. 46, 55).
"Toda la Gloria
por siempre Al Poder,
A la
Sabiduría
y Al
Amor Infinito de Dios,
Por medio del Inmaculado Corazón de María, Madre nuestra"
Bajo tu amparo: La plegaria más antigua a la Virgen.
Esta oración mariana es la
más antigua que se conoce dedicada a pedir la intercesión de Santa María ante
su Divino Hijo, único intercesor ante el Padre.
Bajo tu
amparo
Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios,
No desechéis las súplicas
Que te dirigimos en nuestras necesidades,
Antes bien libradnos de todo mal y peligro,
¡Oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!.
Amén
Amén
Sub Tuum Praesidium
Sub tuum praesidium confugimus,
Sancta Dei Genitrix,
Nostras deprecationes ne despicias in
Necessitatibus nostris,
Sed a periculis cunctis
Libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta.
Amén.
“Bajo tu
amparo nos acogemos,…..”. ¡Cuántas victorias han conseguido sobre el infierno
los fieles sólo con acudir a María con esta potentísima oración! La sierva de
Dios sor María del Crucificado, benedictina, así vencía siempre al demonio.
(Tomado de Las Glorias de María,
Por San Alfonso María de Ligorio)
Un papiro, descubierto en
las proximidades de la antigua ciudad egipcia de Oxirrinco que data del siglo
III, contenía una oración a la Virgen. Y no cualquier oración, sino una
plegaria que continuamos rezando hoy en día, la oración: Bajo tu amparo - En
latín:Sub tuum praesidium.
Resulta impresionante rezar esta
oración, sabiendo que los cristianos la rezaban ya, por lo menos, en el
siglo III, que es la fecha en la que Edgar Lobel dató el papiro en el que
se encontraba. Nosotros no la hemos recibido de los arqueólogos, sino de la Tradición
de la Iglesia, a través del latín en el caso de la Iglesia Latina o del
griego y el eslavonio antiguo en Oriente. Resulta agradable, sin embargo, que
la arqueología nos muestre una vez más que la Tradición no es algo inventado,
sino que verdaderamente nos transmite la herencia que los primeros cristianos
recibieron de Cristo y de los Apóstoles.
Los fieles que, con sencillez, rezan esta oración es porque la han recibido de manos de la Iglesia, son los que están
más cerca de lo que transmitieron los primeros cristianos y, por lo tanto, más
cerca de Cristo. Que todos tengamos esa sencillez y recemos hoy, con los
cristianos de todos los tiempos, a la Sancta Dei Genitrix, la Theotokos,
la Madre de Dios.
Theotokos = Madre
de Dios.
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