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DE AGOSTO, SAN BERNARDO, ABAD DE CLARAVAL DE LA SANTA ORDEN DEL CÍSTER, PADRE Y
DOCTOR DE LA IGLESIA
Mientras los malhechores herejes opriman
a los cristianos, los monjes-caballeros tendrán a honor el defenderlos y el
vengarlos.
Matar a un malhechor no es un homicidio sino un malicidio, cuyo
héroe, si sucumbe, logra una muerte gloriosa, comparable a la de los mártires.
«Il Cavaliere di Cristo uccide in piena coscienza e muore
tranquillo: morendo si salva, uccidendo lavora per il Cristo».
«El Caballero de Cristo mata con plena conciencia y muere en
paz: muriendo se salva, matando trabaja para Cristo».
“Malicidio”,
(extirpar
el mal) introducido por san Bernardo de Claraval en el siglo XII.
En
1146, en la carta 363 para lograr una guerra santa y justa el santo exhorta al
clero y a los fieles del este de Francia a tomar las armas para defender a la
Iglesia de Oriente contra el peligro de los malhechores herejes, y afirma que
«La muerte infligida o recibida en el nombre de Cristo por un lado no hay nada
criminal en ello, por otro lado, merece una gran gloria."
«No
peca como homicida, sino que actúa, como malicida el que mata al pecador para
defender a los buenos: se considera como defensor de los cristianos y vengador
de Cristo en los malhechores... La muerte del pagano es una gloria para el
cristiano, pues por ella es glorificado Cristo... No es que necesariamente
debamos matar a los paganos, si hay otros medios para detener sus ofensivas y
reprimir su violenta opresión contra los fieles. Pero en las actuales
circunstancias es preferible su muerte, para que no pese el cetro de los
malvados sobre el lote de los justos (cf. Sal 124, 3), no sea que los justos
extiendan su mano a la maldad». (Ibid. 4)
NOTA: Los que se rasgan las
vestiduras (progres, gobierno, herejes protestantes, comunistas, masones, etc.)
lograron confundir, engañar a los católicos diciendo que la iglesia católica
mataba a los infieles porque no se convertían a la fé católica, lo cual
obviamente es falso, la iglesia es la única institución que siempre ha
respetado el libre albedrío, lo que es lo mismo la libertad, lo cual en estos
momentos en que la iglesia ha sido tomada, por los masones y el protestantismo,
aún así, mantiene el libre albedrío, la iglesia nunca ha obligado a nadie a
volverse católico, todo lo contrario, lo que si se defiende que la iglesia no
se vuelva mundana, sino que mantenga sus principios divinos.
Todas las guerras santas de
la Iglesia Católica han sido en defensa de los agravios a la santa iglesia y de
los fieles oprimidos, a la cual por derecho y por justicia le corresponde el gobierno y la justicia, El Reino Social De Cristo, que le ha sido arrebatado a sangre y fuego.
<<Las hordas invasoras saquearon numerosos monasterios e incendiaron
las bibliotecas cuyos volúmenes eran mucho más preciados para la comunidad
intelectual de la época de lo que cualquier lector moderno, acostumbrado a
disponer de una enorme abundancia de libros a buen precio, puede Imaginar.
Tal como atinadamente señala Dawson, fueron los monjes quienes
impidieron que la luz del conocimiento se apagase>>.
<<Noventa y nueve de cada cien monasterios podían ser
quemados o expropiados, y los monjes asesinados o expulsados>>.
<<San
Bernardo sobre la Santa Cruzada y la fundación de la Orden del Temple o de los
Templarios, como signo de una nueva revelación de Dios>>.
«Con
San Bernardo, la Orden del Císter (Sacer Ordo Cisterciensis, S.O.C.) se
expandió por toda Europa y ocupó el primer plano de la influencia religiosa.
Participó en los principales conflictos doctrinales de su época y se implicó en
los asuntos importantes de la Iglesia. En el cisma de Anacleto II se movilizó
para defender al verdadero papa, se opuso al racionalista Abelardo y fue el
apasionado predicador de la segunda Cruzada. San Bernardo es el último
de los Padres de la Iglesia.
Sus
contribuciones han perfilado la religiosidad cristiana, el canto gregoriano, la
vida monástica y la expansión de la arquitectura gótica».
San
Bernardo, nacido en 1090 de noble familia en Fontaines-les-Dijon, entró en la
abadía de Císter, acompañado de sus hermanos y otros veintiséis nobles.
Más
grande aun por sus virtudes que por su genio, rehusó los arzobispados de Reims,
de Génova y de Milán, declarándose indigno de tal honor.
Llegó
a ser el árbitro de los obispos, de los reyes y de los papas.
Predicó
una cruzada con prodigioso éxito y fundó una multitud de monasterios.
Al
mismo tiempo fue un gran taumaturgo y el azote de las herejías.
Él
fue quien compuso la oración del Acordaos (Memorare) y aquellas últimas
palabras de la Salve: «Oh
clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María».
Escribió
numerosas obras en las que brilla una doctrina totalmente celestial, fruto de
inspiración divina.
Murió
en 1153 y fue proclamado, por Pío VIII, Doctor de la Iglesia universal.
.
No
faltó a la virtud del dulce Padre, San Bernardo, cuanto la naturaleza pudo
darle para su mayor lustre.
El
Padre Francisco Cliphecio dice, que Aleyda, madre de Bernardo, fue descendiente
de los antiguos Duques de Borgoña.
Habia
de ser nuestro Santo Doctor luz del mundo, y precedió el alba a su nacimiento,
despidiendo albores, que llamasen la atencion de los mortales, para que
esperasen ansiosos su feliz oriente.
Soñando
Aleyda contenia en su vientre un blanco y rojo cachorro. Asustóse con tán
extraña representación y consultando con un varon virtuoso, con la
interpretacion se recobró del susto.
<<Madre
serás (le dijo) de un cuidadoso Perro, que sirva centinela al Templo sagrado:
Sus ladridos atemorizarán los enemigos de la Fé; será insigne Predicador, y en
la virtud de su lengua hallarán muchos segura medicina>>.
Con
tal noticia quedó Aleyda en el mayor cuidado al momento, y veneracion del
milagro que contenia en su seno; acordando a su oído el tierno grito de la
gracia, la extraña perla que reservaba su concha.
Cumplióse
el tiempo de salir a luz tanto tesoro, y descubrió su preciosidad en la hermosa
tés del Niño, siendo delicioso objeto de la vista el rubio candor con que el
sueño le anunciaba. Ofrecía Aleyda a Dios las prendas de sus entrañas. Y como
la de Bernardo era tan del divino agrado, cuanto había percibido en el sueño,
salió a Misa, y por sus propias manos puso la de Bernardo en las del Sacerdote.
.
San
Bernardo de Claraval, durante su vida fundó más de 300 conventos para hombres,
e hizo llegar a gran santidad a muchos de sus discípulos. Lo llamaban «el
cazador de almas y vocaciones. Con su apostolado consiguió que 900 monjes
hicieran profesión religiosa».
San
Bernardo en cuanto al canto litúrgico: «Lo que hay que oír en las ceremonias religiosas no son
novedades ni obras compuestas a la ligera, sino cosas auténticas y
recomendables por su antigüedad, que edifiquen a la Iglesia y sean una muestra
de la gravedad eclesiástica. . . Que el canto se distinga por la dignidad; que
no consienta ni la molicie ni la rudeza. Suave sin ser ligera, que no encante
los oídos sino para la piedad el que sea distraída, por la frivolidad del
canto, del provecho inherente al sentido de las palabras, y el aplicarse más a combinar
los sonidos que a evocar las virtudes» (Epístola 398).
.
🍂
San
Bernardo sobre la Santa Cruzada y la fundación de la Orden del Temple o de los
Templarios, como signo de una nueva revelación de Dios.
La
Orden de Los Templarios, es una orden militar perteneciente a la Santa Orden
del Císter, tuvo principio en Palestina, su primera habitación fue contigua al
Templo del Señor, de donde se llamaron Templarios, perseveró esta Orden hasta
el año 1312, en que fue extinguida por el Concilio de Viena, siendo pontífice
Clemente V. Su divisa era una Cruz roja con dos traviesas como la de Carabaca y
manto blanco.
A
fin de promover la reciente orden de los Templarios, San Bernardo escribió «El
Elogio de la nueva Milicia». Por su género de vida y su ideal contrasta esta
caballería religiosa con la caballería secular, cuyos desórdenes no puede menos
que deplorar. Plegue al cielo que los soldados de Cristo no tuviesen jamás la
espada. Pero mientras los infieles
opriman a los cristianos, los monjes-caballeros tendrán a honor el defenderlos
y el vengarlos. Matar a un malhechor no es un homicidio
sino un malicidio, cuyo héroe, si sucumbe, logra una muerte gloriosa,
comparable a la de los mártires.
«Ha
nacido una nueva Milicia, precisamente
en la misma tierra que un día visitó el sol que nace de lo alto (Jesús),
haciéndose visible en la carne. En los mismos lugares donde él dispersó con
brazo robusto a los Jefes que dominan en las Tinieblas, aspira esta milicia a
exterminar ahora a los hijos de la infidelidad en sus satélites actuales, para
dispersarlos con la violencia de su arrojo y liberar también a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo». (Ad
milites Templi 1, Obras completas I, Madrid 1983, 496-543).
Los
religiosos militares luchan, a la vez, contra los soldados enemigos de este
mundo (musulmanes) y contra poderes diabólicos del mal. Estos nuevos cruzados,
defensores del Templo se mantienen en el centro de un combate que, expresándose
en formas mundanas, enfrenta a los príncipes del bien (Cristo) y los del malo
(Diablo). Por eso, esta guerra es sacramento de su vida:
«Marchad,
pues, soldados, seguros al combate y cargad valientes contra los enemigos de la
cruz de Cristo (cf. Flp 3, 18), ciertos de que ni la vida ni la muerte podrán
privaros del amor de Dios que está en Cristo Jesús (cf. Rom 8, 38), quien os
acompaña en todo momento de peligro, diciéndonos: Si vivimos, vivimos para el
Señor; si morimos, morimos para el Señor» (De laude 2: cf. Rom 14, 8).
«Pero
los soldados de Cristo (cf. Gál 5, 26) combaten confiados en las batallas del
Señor, sin temor alguno a pecar por ponerse en peligro de muerte y por matar al
enemigo. Para ellos, morir o matar por Cristo no implica criminalidad alguna y
reporta una gran gloria... Cristo acepta gustosamente como una venganza la
muerte del enemigo y más gustosamente aún se da (se entrega él mismo) como
consuelo al soldado que muere por su causa».
Es
decir, el soldado de Cristo mata con seguridad de conciencia y muere con mayor
seguridad aún.
«No
peca como homicida, sino que actúa, como malicida el que mata al pecador para
defender a los buenos: se considera como defensor de los cristianos y vengador
de Cristo en los malhechores... La muerte del pagano es una gloria para el
cristiano, pues por ella es glorificado Cristo... No es que necesariamente
debamos matar a los paganos, si hay otros medios para detener sus ofensivas y
reprimir su violenta opresión contra los fieles. Pero en las actuales
circunstancias es preferible su muerte, para que no pese el cetro de los
malvados sobre el lote de los justos (cf. Sal 124, 3), no sea que los justos
extiendan su mano a la maldad». (Ibid. 4)
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El
Abad de Claraval habla Abiertamente de ciencia su legitimidad y sus beneficios
(Sermón 30, sobre el Cántico); pero al mismo tiempo denuncia el peligro de una
ciencia que sea estéril en buenas obras (Sermón a los clérigos sobre la
conversión).
.
«Las
cosas tienen más sabor cuando se les gusta en su fuente». En estos términos
explica San Bernardo el buscar las materias de sus meditaciones directamente en
la Sagrada Escritura: «la Ley, los Profetas, los Salmos, los Evangelios, las
Epístolas de los Apóstoles». sus fuentes
son también los ilustres Padres de la Iglesia: San Ambrosio, San Agustín, San
Gregorio Magno y San Atanasio u Orígenes.
San
Bernardo:
La
Iglesia católica es una, con unidad de doctrina tanto como con unidad de
gobierno. ¿Por qué varios se empeñan en dividirla? «Los cismáticos están a la vez con nosotros y
contra nosotros; unidos por la creencia, separados por la desobediencia» (Id.
lll, l).
«Los
herejes, canes por la crueldad y zorros por la astucia, no contentos con estar
pervertidos ellos mismos se gozan en corromper a los demás. . . Que se les
corrija, si es posible; que al menos se les impida dañar» (Id. lll, l). Cuando
se ve claramente que la persuasión es ineficaz, el recurso a la fuerza es el
medio normal de detener la propagación del error, que es un mal antisocial
tanto como antirreligioso: los dos poderes obran concertadamente. La cabeza
manda, el brazo ejecuta.
La
Iglesia es Santa. La santidad radical de sus principios debe aparecer en la
conducta de sus miembros, y hasta en la presentación y el lenguaje de sus jefes:
«Una chanza inofensiva entre laicos, en la boca de un sacerdote roza la
blasfemia. Es un sacrilegio profanar con frivolidades los labios consagrados al
Evangelio» (Id. ll, l3).
El
Papa Benedicto XlV situó bien a San Bernardo:
«El es no de los que
solamente han enseñado en la Iglesia, sino que han enseñado a la Iglesia».
.
ORACIÓN MILAGROSA DE SAN
BERNARDO
ACORDAOS (MEMORARE)
Acordaos,
oh misericordiosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de
los que han acudido a vuestra protección, e implorado vuestro auxilio y
socorro, haya sido abandonado de Vos.
Animado
con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Virgen, Madre de las vírgenes! y
aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante
vuestra soberana presencia.
No desechéis
¡oh purísima Madre de Dios!
mis
humildes súplicas; antes bien dignaos atenderlas favorablemente, y concededme
lo que os pido.
Y si
mis culpas lo impiden, alcanzadme de vuestro santísimo Hijo el perdón de todas
ellas, pues de lo íntimo de mi corazón me pesa de haberlas cometido; y ayudado
de su divina gracia, y de vuestra maternal protección, propongo nunca más
ofenderle, y perseverar en su santo servicio hasta la muerte. Amen.
Ofrecer
en acción de gracias
Un
Padre Nuestro, Un Ave María y Gloria.
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⚜️🪷✨💫🪷✨⚜️🪷✨💫🪷✨⚜️🪷✨💫
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En su faceta de civilizadora de Europa, la Iglesia fue la única luz
que sobrevivió a las constantes invasiones bárbaras. Las invasiones bárbaras de
los siglos IV y V preludiaron la decadencia de aquellos aspectos de la vida
asociados al propio concepto de civilización: desarrollo cultural, vida urbana
y actividad intelectual.
En los siglos IXy X, el occidente de Europa sería víctima de
nuevas oleadas de ataques devastadores, esta vez por parte de vikingos,
magiares y musulmanes. (Para hacerse una Idea de cómo fueron estas Invasiones,
basta saber que uno de los guerreros vikingos más conocidos llevaba el nombre
de Thorfinn Machacacráneos).
La infatigable determinación de los Obispos, monjes, sacerdotes,
intelectuales y administradores civiles católicos salvó a Europa de una segunda
caída.
LOS MONJES SALVARON LA CIVILIZACION
Los
monjes realizaron una tarea de incalculable valor para preservar la
Civilización Occidental.
La
labor de los monjes resultó decisiva para el progreso de la civilización
occidental; este dato histórico sorprende menos cuando se recuerdan las
palabras de Cristo:
«Buscad
primero el reino de los cielos, y todo se os dará por añadidura».
San
Mateo 6, 33.
Esto
es, sencillamente expresado, en la historia de los monjes.
Fueron los grandes monasterios, especialmente los del sur de
AlemanIa -San Gall, Relchenau y Tegernsee-, los únicos reductos de vida
intelectual en pleno resurgimiento de la barbarie, que una vez más amenazaba
con aplastar a la Cristiandad.
Pues, si bien los monasterios pueden parecer a primera vista
poco aptos para resistir el embate de la destrucción material en una época de
guerra y ausencia de ley, poseían
una extraordinaria capacidad de recuperación.
La capacidad de recuperación de los monasterios consistía en
trabajar rápidamente para subsanar la devastación de las invasiones y el
colapso político.
Noventa y nueve de cada cien monasterios podían ser quemados, y
los monjes asesinados o expulsados, pero bastaba con que quedase un solo
superviviente para reconstruir el conjunto de la tradición, y los lugares
arrasados no tardaban en ser ocupados por nuevos monjes que reanudaban la
tradición quebrada, fieles al mismo principio, cantando la misma liturgia,
leyendo los mismos libros y albergando los mismos pensamientos que sus
predecesores.
«El Cielo
es firme Y
no esta sujeto
a generación alguna, y las almas
que son de
naturaleza celestial son
firmes, no están sujetas a
engendrar apetitos ni
otra cualquier cosa,
porque se parecen
a Dios en
su manera que
no se mueve
para siempre».
San Juan De La Cruz
La
conservación tanto de la herencia clásica de Occidente como de los avances del
Renacimiento carolingio no fue tarea fácil.
Las
hordas invasoras saquearon numerosos monasterios e incendíaron las bibliotecas
cuyos volúmenes eran mucho más precIados para la comunidad intelectual de la
época de lo que cualquier lector moderno, acostumbrado a disponer de una enorme
abundancia de libros a buen precio, puede Imaginar.
Tal
como atinadamente señala Dawson, fueron los monjes quienes impidieron que la
luz del conocimiento se apagase.
En ningún lugar del mundo ha habido un grupo humano tan versátil
y tan competente como los Monjes que vivieron en Europa en la Edad Media.
Fueron médicos, académicos, agricultores, inventores. Y más que cualquier otro grupo humano, son
los responsables de haber ayudado a preservar nuestra civilización.
Los primeros indicios de vida monástica se observan ya en el
siglo III. Para entonces, algunas mujeres católicas elegían consagrarse como
vírgenes a una vida de oración y sacrificio, dedicada al cuidado de los pobres
y los enfermos.
La
hermana de San Antonio Abad vivía en una casa de vírgenes consagradas.
San Antonio Abad se hizo eremita y se retiró a los desiertos de Egipto en busca de la perfección
espiritual, atrayendo con su ejemplo a millares de personas.
De esta temprana tradición proceden las monjas, en el siglo 3
vemos lo que es el inicio de los conventos de monjas.
Ahora bien, en el mismo siglo 3 comenzó una tradición un poco
diferente entre los hombres. Diferente,
porque más bien tendían a ser ermitaños.
Eran personas que renunciaban a todo y que buscaban la soledad
para una mejor comunión con Dios, para escucharlo y para orar a Él.
El
principal rasgo de estos ermitaños o eremitas era el retiro a las soledades
lejanas y la renuncia a los bienes terrenales, para dedicarse plenamente a la
vida espiritual.
La organización y extensión de los Monasterios en el continente
europeo se debe a la impronta de un hombre que fue ermitaño un tiempo y luego
fue seguido por hombres virtuosos que se identificaban con su visión de la vida
espiritual.
Ese fue San Benito. El
propuso que los Monjes vivieran juntos en un sitio con el mismo régimen
espiritual, estando bajo la autoridad de un superior llamado Abad (que viene
del abba=padre).
San Benito detalló esas premisas en lo que se conoce como la
Regla de San Benito, que es un resumen de cómo debía funcionar un
Monasterio. La compuso en el año 529 y
su Regla se convirtió en el modelo para organizar Monasterios.
San Benito estableció 12 pequeñas comunidades de Monjes en
Subiaco, a 70 kilómetros de Roma. Y unos
75 kilómetros más hacia el sur fundó Montecassino, el gran Monasterio por el
que es más conocido. Fue en este lugar
donde compuso su famosa Regla.
San Benito sostuvo que los Monjes sí debían vivir vidas de
penitencia, pero que les permitieran establecer un orden, un equilibrio en el
trabajo, en el estudio y fructificar también su vida espiritual, debían dormir
suficientemente, no hacer trabajo físico exagerado, sino todo con
moderación: trabajo físico, oración y
estudio.
El lema más importante de San Benito era el ora et labora,
oración y trabajo, un equilibrio entre el trabajo (generalmente trabajo manual
agrario), la meditación, la oración y el sueño.
El modelo de San Benito era flexible y muy comprensivo de la
naturaleza humana. Y así fueron
surgiendo Monasterios a todo lo ancho y largo del continente europeo durante
la Edad Media.
En la Edad Media, gracias a San Benito y sus Monjes, la oración
y el trabajo encontraron su perfecta armonía.
SAN BENITO JUNTO A SUS MONJES ESTABLECIÓ LAS BASES QUE LUEGO DESEMPEÑARON
UN PAPEL ESENCIAL EN SALVAR LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL.
San Benito fue reconocido por Pío XII (1939-1958) como Padre de
Europa, en atención a que los Monasterios que se formaron gracias a su
impronta, habían contribuido decisivamente al fomento de la vida espiritual y
cultural europea.
Por su influencia en la civilización europea, el Papa Pablo VI
lo nombró Patrono de Europa en 1964.
Pablo VI dijo que los hijos de San Benito «llevaron con la cruz, el
libro y el arado, la civilización cristiana».
Los Monjes Benedictinos conservaron los libros, caído el Imperio
Romano.
Sirvieron de puente entre el mundo antiguo y el medioevo, pues rescataron, cultivaron y transmitieron casi todo el patrimonio grecorromano,
especialmente el pensamiento y el Derecho.
Fueron los Monjes los que orientaron a la nueva sociedad en su
configuración social, política, económica, cultural y religiosa; los que
hicieron que esos pueblos diferentes, que surgieron con la caída de Roma, se
unieran en una comunidad cohesionada en torno a los mismos valores
espirituales, morales y humanistas.
Los Monasterios Benedictinos configuraron la unidad del
continente, desde las costas mediterráneas a la península escandinava, desde
Irlanda hasta Polonia.
Así que no es exagerado sostener que los Monjes tuvieron una
influencia definitiva en la cultura europea y, por supuesto, también en su
espiritualidad.
Juan Pablo II dice lo siguiente sobre la influencia de San
Benito en nuestra civilización, así como su aporte a la unión entre oración y
trabajo:
“De este modo, como padre de los Monjes,
legislador de la vida monástica en Occidente, llegó a ser también pionero de
una nueva civilización.
Para dar una idea, al comienzo del siglo 14, la Orden
Benedictina había dado a la Iglesia 24 Papas, 200 Cardenales, 7.000 Arzobispos,
15.000 Obispos, 1.500 Santos canonizados.
Y quienes no ingresaban a los Monasterios recibían sus
enseñanzas en otros lugares, como las escuelas catedralicias que se crearon
durante el reinado de Carlomagno.
Mientras los Monjes estaban haciendo todas estas cosas, el resto
de Europa estaba en crisis, había colapso general, desorden político, abandono
de la educación y alfabetización, abandono de la vida urbana. Pero los Monjes mantuvieron la
alfabetización. Esta se hubiera perdido
si no hubiera sido por la gran contribución de los Monjes.
De hecho, hasta ahora es que estamos comenzado a apreciar la
extensión del ingenio tecnológico de los monjes.
Fueron pioneros en la mecanización y construcción de
maquinarias. Recordemos que Grecia y
Roma no eran civilizaciones particularmente mecanizadas. Pero en la Europa medieval esto cambió.
Particularmente los monjes Cistercienses, un grupo de monjes
reformados de la Regla de San Benito, que surgió hacia finales del siglo 11.
Los Cistercienses combinaban la vida comunitaria de trabajo y oración al estilo
benedictino, con el eremitismo.
Buscar la belleza en la sencillez, vivir con lo imprescindible y
hacerlo conforme a lo que dicta el Evangelio. Ese es el ideal de perfección
cristiana que acabaría modelando la orden del Cister, convertida en el último
bastión de renovación monástica en la Edad Media.
LOS MONJES: ASESORES TÉCNICOS
Es
de destacar igualmente la aportación de los monjes a la tecnología medieval. La
orden Cisterciense, surgida de una reforma de la Regla de San Benito, se
estableció en Citeaux en 1098 y es particularmente conocida por su
sofisticación tecnológica.
La
información se difundía rápidamente a través de la amplia red de comunicación
que existía entre los distintos monasterios.
Se
observan así sistemas hidráulicos muy similares en centros separados en
ocasiones por miles de kilómetros, «Estos monasterios -dice un historiador
fueron las Unidades económicas más eficaces que habían existido en Europa, y
acaso en el mundo, hasta la fecha»
Los monjes Cistercienses destacaron Igualmente por su destreza metalúrgica.
Míentras
que el mundo de la antigüedad clásica no llegó a desarrollar la mecanización
Industrial a escala significativa, los avances en este campo fueron
extraordinarios durante la Edad Media, tal como simboliza y refleja el uso de
la energía hidráulica por parte de los monjes Cistercienses.
Levantaron fábricas utilizando energía hidráulica en muchísimos
de sus 742 monasterios en el siglo 12.
Usaban la energía hidráulica para muchas cosas: aplastar maleza, curtir telas, etc. Eran mucho más mecanizados que lo que existía
en ese momento en toda Europa.
El Monasterio Citerciense de Clairvaux nos ha legado una crónica
de sus sistemas hidráulicos en el siglo 12, que da cuenta de la asombrosa
maquinaria de la Europa de la época. La comunidad cisterciense se asemejaba a
una fábrica donde, mediante el uso de la energía hidráulica, se molía el grano,
se tamizaba la harina, se elaboraban telas y se curtían pieles.
«En
su rápida expansión por Europa», escribe Jean Gimpel, los Cistercienses
seguramente «desarrollaron una Importante labor de difusión de las nuevas
técnicas, pues su tecnología industrial alcanzó un grado de sofisticación
equiparable al de su tecnología agrícola.
Cada
monasterio contaba con su propia factoría, a menudo tan grande como la Iglesia
y a pocos metros de ésta, en cuya planta desarrollaban diversas Industrias,
accionando su maquinaría mediante la energía hidráulica».
En
ocasiones, los monjes recibían como obsequio un depósito de mineral de hierro,
normalmente acompañado de las forjas necesarias para extraer el metal, y otras
veces adquirían ellos mismos los depósitos y las forjas. Extraían y elaboraban
el metal para su propio uso y vendían a veces sus excedentes; lo cierto es que
entre mediados de! SIglo XIII y el siglo XVII, los Cistercienses fueron los principales
productores de hierro de la Campaña francesa.
Siempre
ávidos de mejorar la eficacia de sus monasterios, empleaban como fertilizantes
la escoria de sus hornos, por su elevada concentración de fosfatos.
Todos
estos avances se enmarcaban en un contexto de desarrollo tecnológico más
amplio.
Según
observa Gimpel, <<la difusión de las máquinas en Europa durante la Edad
Media alcanzó un nivel desconocido hasta la fecha por ninguna civilización>>.
Y,
de acuerdo con otro estudio, los monjes fueron «los hábiles e impagados
asesores técnicos del tercer mundo de su tiempo; es decir, de la Europa
posterior a la Invasión de los bárbaros» Y continúa diciendo:
No
había actividad alguna, ya se tratara de la extracción o la elaboración de la
sal, el plomo, el hierro, el alumbre, el yeso o el mármol, de la cuchillería,
de la vidriería o de la forja de planchas de metal, en la que los monjes no
desplegaran toda su creatividad y todo su fértil espíritu Investigador.
Desarrollaron y refinaron su trabajo hasta alcanzar la perfección, y su pericia
se extendió por toda Europa.
La
maestría de los monjes abarcaba tanto las curiosidades de Interés como los
asuntos más prácticos.
En
los comienzos del siglo XI, un monje llamado Eilmer voló a más de 90 metros de
altura con un planeador, realizando una hazaña por la que sería recordado en
los tres siglos siguientes, Varios siglos más tarde, el padre Francesco
Lana-Terzi, un sacerdote Jesuita, desarrolló la técnica del vuelo más
sistemáticamente y se hizo merecedor del título de padre de la aviación.
Su
libro de 1670, Prodromo alla Arte Maestra, fue el primer texto que describió la
geometría y la física de una aeronave.
Así que estaban constantemente inventando
cosas prácticas con que pudieran mejorar la vida en Europa.
Y no se quedaron con sus adelantos, sino que instruyeron a los
habitantes de Europa para que ellos mismos pudieran hacer todo esto.
FABRICARON LOS PRIMEROS RELOJES MECÁNICOS
El primer reloj mecánico que conocemos fue construido por un
Monje que luego fue el Papa Silvestre II en 996, para la ciudad alemana de
Magdeburgo.
Peter Lightfoot, un monje de Glastonbury, construyó en el siglo
14 uno de los relojes más antiguos que se conservan en la actualidad, albergado
en excelentes condiciones de uso, en el Museo de la Ciencia de Londres.
Ricardo de Wallingford, Abad de la Congregación Benedictina de
Saint Albans y uno de los precursores de la trigonometría occidental, es famoso
por el gran reloj astronómico que diseñó en el siglo 14 para su
Monasterio. Se dice que hasta dos siglos
más tarde no apareció un reloj que pudiera superarlo en sofisticación
tecnológica.
LA CHAMPAÑA FUE INVENTADA POR UN MONJE, Dom Perignon, de la
Abadía de San Pedro en Hautvilliers del Marne logró la champaña mediante la
mezcla de vinos en 1688.
La fabricación de este vino espumante tan preciado sigue en la
actualidad fiel a los principios fundamentales que él estableció.
La primera mención de Whisky Escocés data de 1495. Un monje, John Cor, fue quien primero lo
destiló en la Abadía Lindores, en el Reino de Fife en Escocia. Curiosamente
esta Abadía, cuyas ruinas existen hasta hoy, fue fundada por un hermano de
Ricardo I de Inglaterra (“Ricardo Corazón de León”) llamado David, Conde de Huntington.
Estas importantes tareas, aunque acaso no tan brillantes como la
labor espiritual e intelectual de los Monjes, tuvieron casi el mismo impacto en
la construcción y la preservación de la civilización occidental.
No puede encontrarse en el mundo otro grupo humano cuya
contribución haya sido tan variada, significativa e indispensable como lo fue
la de estos Monjes en los Monasterios europeos.
“En efecto, fuera minería de sal, plomo, hierro, alumbre, yeso o
metalurgia, extracción de mármol, afilado de utensilios, trabajo de vidrio,
forjando láminas de metal, también conocidas como retablos, no hubo actividad
en la que los Monjes no desplegaran creatividad y un fértil espíritu de
investigación. Usando su fuerza laboral,
la enseñaron y entrenaron a la perfección.
Los conocimientos prácticos de los Monjes se difundieron por toda
Europa” (Reginald Gregoire, The Monastic Realm).
Una de las formas de ejercer la caridad fue con la hospitalidad:
Comencemos por señalar que la Regla de San Benito obligaba a los
monjes a dispensar limosnas y a ofrecer hospitalidad. Según la Regla:
«Cualquier viajero será recibido como si de Cristo se tratara». Los Monasterios
eran posadas gratuitas que proporcionaban un lugar de descanso seguro y
tranquilo a los peregrinos, a los pobres y a los viajeros extranjeros.
Así que esa red de Monasterios servía de hoteles o posadas
gratuitas para cualquier viajero.
La vida cotidiana se regía por el espíritu de Cristo, y
cualquier forastero recibía cobijo y confort.
Se ha sabido de muchos casos en que los Monjes tenían que rescatar a
viajeros perdidos en la noche y traerlos de emergencia al Monasterio.
Así, por ejemplo, en Aubrac, donde a finales del siglo 16 se estableció
un hospital monástico en medio de las montañas de Rouergue, la campana del
Monasterio avisaba a cualquier viajero sorprendido por la intimidante oscuridad
del bosque.
Un historiador de la Abadía normanda de Bec dice: “Preguntemos a los españoles o burgundios, o
cualquier extranjero sobre cómo han sido recibidos en Bec. Te responderán que las puertas del Monasterio
están siempre abiertas para todos y que su pan es gratuito para el mundo
entero”.
Construyeron dispositivos para alertar a los navegantes de
obstáculos peligrosos cerca de Monasterios costeros, y habían provisiones para
náufragos que necesitaran refugio.
Con ánimo similar, no era infrecuente que los Monjes que vivían
cerca del mar idearan algún mecanismo para prevenir a los marinos de los
obstáculos peligrosos y contaban siempre con provisiones suficientes para
acoger a los náufragos.
Se dice que la ciudad de Copenhague debe su origen a un
monasterio fundado por el obispo Absalón, que atendía a las víctimas de los
naufragios.
Aparte de esta ayuda a los viajeros necesitados, los Monjes
fueron constructores de infraestructura vial:
construyeron y repararon puentes y caminos, además de otras
infraestructuras.
¿Y en materia de salud?
Pues bien, los primeros hospitales también se originaron en la
Iglesia. Los Monjes fueron buenos
médicos y enfermeros, como parte de su ayuda caritativa. Los primeros pacientes eran los mismos
Monjes. No habían hospitales por todos
lados. Pero sí había bastantes
Monasterios. Así que los Monjes atendían
a los enfermos de los pueblos cercanos.
Según el estudio más completo sobre la historia de los
hospitales: "Tras la caída del Imperio romano, los monasterios se
convirtieron durante siglos en proveedores de cuidados médicos organizados que
no se ofrecían en ninguna otra parte de Europa. Tanto por su funcionamiento
como por su ubicación, estas instituciones eran auténticos oasis de orden,
piedad y estabilidad, donde la curación podía producirse. Con el fin de
cultivar estas prácticas, los monasterios se transformaron también en centros
de conocimiento médico entre los siglos 5 y 10, el período clásico de la
llamada medicina monástica, y emergieron en el Renacimiento carolingio del
siglo 7 como principales centros de estudio y transmisión de los textos médicos
antiguos". (Guenter B. Risse, citado por Thomas Woods, Cómo la Iglesia
construyó la Civilización Occidental)
Éstos son tan sólo algunos ejemplos de la preocupación de los
Monjes por las gentes que vivían en los alrededores, y de su efectivo aporte en
todos los aspectos de la civilización.
Es que la labor de los Monjes fue tan grande, que hasta los
historiadores que no son tan favorables a ellos(no son católicos) les reconocen
lo grande de sus contribuciones a la civilización.
Uno de estos desfavorables dice:
“Los Monjes, no sólo establecieron las escuelas y fueron sus directores,
sino que también establecieron las bases para las universidades. Fueron los pensadores y los filósofos de la
época y desarrollaron el pensamiento político y religioso. A ellos, tanto individual, como
colectivamente, se debe la continuidad del pensamiento y la civilización del
mundo antiguo con la alta Edad Media y con el período moderno” (Flick).
Hace un siglo otro historiador reconoció la labor de los Monjes
en “asimilar, civilizar y cristianizar unas veinte raras tribus bárbaras”,
muchas de las cuales estuvieron muy impresionadas con la moralidad y las
actitudes de los Monjes. (referencia hecha por Thomas Woods en “La Iglesia
constructora de la Civilización Occidental” por EWTN).
Un historiador protestante:
“Si no hubiera sido por los Monjes y los Monasterios, el diluvio bárbaro
hubiera podido barrer totalmente los restos de la civilización romana. El Monje fue pionero de la civilización y el
Cristianismo en Inglaterra, Alemania, Polonia, Bohemia, Suecia, Dinamarca. Con el incesante ruido de las armas a su
alrededor, fue el monje en su claustro, quien preservando y transcribiendo
manuscritos antiguos, tanto cristianos como paganos, así como registrando sus
observaciones de los eventos contemporáneos estaba pasando la antorcha del
conocimiento a futuras generaciones y acumulando pertrechos de erudición para
los investigadores de una era más iluminada.
Los primeros músicos, pintores, agricultores, estadistas de Europa
después de la caída de la Roma imperial bajo la arremetida de los bárbaros,
fueron Monjes”. (referencia hecha por
Thomas Woods en “La Iglesia constructora de la Civilización Occidental” por
EWTN).
La contribución monástica a la civilización occidental es, como
hemos visto, inmensa. Entre otras cosas,
los monjes enseñaron las técnicas de la metalúrgica, introdujeron nuevos
cultivos, copiaron textos antiguos, preservaron la educación, fueron pioneros
en tecnología, inventaron el champán, mejoraron el paisaje europeo,
proporcionaron bienestar y salud a los viajeros y se ocuparon de los
extraviados y de los náufragos.
¿Hay alguien en la historia de la civilización occidental que
pueda jactarse de tener un record semejante?
Por eso Juan Pablo II, con motivo del XV centenario de la muerte
de San Benito (1980), cuya Regla y acción dio origen a los Monasterios lo
designó "Patrono de Europa, por ser el santo que más influencia ha tenido
en el continente".
LOS MONASTERIOS FUENTE PROTECTORA Y PROPULSORA DEL DESARROLLO
Durante la Edad Media, los monjes preservaron la tradición
cultural del mundo antiguo. La orden de los benedictinos realizó una Importante
labor en ese sentido y su fundador, San Benito, Abad y Ermitaño, es patrón de
Europa (Civilización occidental), Patriarca de las Ordenes Monacales de
occidente.
Los viejos bulos(información falsa, creada a propósito) en los
que insisten hasta la saciedad no merecen hoy el crédito de un solo historiador
profesional.
La Iglesia Católica ha configurado nuestra civilización y
nuestra actitud como personas de modos mucho más diversos de lo que la gente
cree. Aunque los típicos manuales universitarios no lo digan, la Iglesia
católica ha sido indispensable para la construcción de la civilización
occidental. No sólo puso fin a prácticas del mundo antiguo moralmente
repugnantes, como el infanticidio o los combates de gladiadores, sino que, tras
la caída de Roma, fue la Iglesia quien restableció la civilización y permitió su
progreso.
No
podemos pasar por alto la importante labor de los monjes en el cultivo de las
artes prácticas.
Un
ejemplo significativo es la agricultura. A comienzos del siglo XX el presidente
de lo que entonces se conocía como Colegio Agricola de Massachusetts, Henry
Goodell, celebró «el esfuerzo de estos grandes monjes del pasado a lo largo de
mil quinientos años. Fueron ellos quienes salvaron la agricultura en un momento
en el que nadie más podría haberlo conseguido. Lampracticaron en el contexto de
una vida y unas condiciones nuevas, cuando nadie se habría atrevido a abordar
esta empresa».
Abundan
los testimonios similares en este sentido. «Debemos agradecer a los monjes la
recuperación de la agricultura en gran parte de Europa», observa otro
especialista.
«Allá
donde llegaban -añade un tercero- transformaban las tierras vírgenes en
cultivos, abordaban la cría del ganado y las tareas agrícolas, trabajaban con
sus propias manos, drenaban pantanos y desbrozaban bosques. Alemania se
convirtió, gracias a sus esfuerzos, en un país productivo».
Otro
historiador señala que << Los monasterios benedictinos eran una
universidad agrícola para la región en la que se ubicaban>>
Incluso
en el siglo XIX, el estadista e historiador francés Francois Guizot, un hombre
que no mostraba especial simpatía por la Iglesia católica, observaba:
«Los
monjes benedictinos fueron los agricultores
de Europa; transformaron amplias zonas del continente en tierras
cultivables, asociando la agricultura con la oración».
El
trabajo manual, expresamente recogido en la Regla de San Benito, era la piedra
angular de la vida monástica.
Los
monjes realizaban tareas duras y poco atractivas, pues eran para ellos caminos
de gracia y oportunidades para la mortificación de la carne.
Este
extremo es especialmente cierto en lo que a la conquista y transformación de
las tierras se refiere.
Los
pantanos se consideraban fuentes de pestilencia, desprovistas de todo valor.
Sin embargo, los monjes se esforzaron por afrontar los retos que estos lugares
presentaban y no tardaron en construir diques, drenar las tierras anegadas( pantanos) y
convertir lo que antes era un foco de suciedad y enfermedades en fértiles
tierras de cultivo.
Sanearon y reclamaron toda clase de tierras en Europa, pues
ocurría que había gente que donaba terrenos a los monjes, pero el problema es
que eran tierras bastante malas. Eso no
arredraba(amedentraba) a los Monjes. Por
el contrario, ellos libremente se dedicaban a trabajos poco agradables y
difíciles, pues desde el punto de vista espiritual, tales trabajos eran motivos
para crecer en gracia.
El reputado historiador de los Monjes, Montalembert, reconoció
este extraordinario esfuerzo agrícola. «Es imposible olvidar -escribió- cómo
supieron hacer uso de amplias regiones (llegando a abarcar una quinta parte de
la superficie total de Inglaterra) no cultivadas, deshabitadas, boscosas y
rodeadas de pantanos».
En todas partes introducían los monjes cultivos e industrias y
empleaban métodos de producción desconocidos hasta la fecha por la población
del lugar.
También se involucraron en la cría de ganado (fueron los
primeros en hacer cruce de ganados para mejorar las razas), en la cría de
caballos, en la elaboración de cerveza, producción de miel, frutas. En toda Europa introdujeron aspectos
esenciales de la economía.
Por ejemplo, en Suecia el comercio de cereales debe su
existencia a los monjes. En Irlanda, la industria pesquera. En otros sitios viñedos muy finos.
En Parma, la fabricación del queso (Parmesano). Wikipedia nos trae esto al respecto: “Históricamente, la cuna del Parmesano
estuvo, en el siglo 12, cerca de los grandes monasterios y castillos, donde
aparecieron los primeros caselli: pequeños edificios de planta cuadrada o
poligonal en los que se trabajaba la leche. Los principales monasterios entre
Parma y Reggio Emilia eran cuatro:
Benedictinos: San Giovanni (Parma) y San Prospero (Reggio
Emilia).
Cistercienses: San Martin de Valserena y Fontevivo (Parma).
Los monjes eran muy prácticos:
almacenaban agua en primavera para distribuirla en caso de sequía. Es decir, introdujeron la práctica del
almacenamiento y la distribución del agua.
Los historiadores de la agricultura europea sostienen que la
restauración agrícola de gran parte de Europa se debe, por supuesto, a los
monjes.
El trabajo físico era para los monjes un trabajo honorable, y en
una época en que la agricultura estaba colapsando, los Monjes la re-establecieron.
Cada Monasterio Benedictino era una escuela de agricultura para
toda la región en que se encontraba. Los
monjes introducían cultivos, industrias, métodos de producción desconocidos, y
no le tenían miedo al trabajo manual, en una época cuando éste era
menospreciado.
El buen ejemplo de los monjes sirvió en muchos casos de
inspiración a otros, sobre todo en cuanto al respeto por el trabajo manual en
general y las labores agrícolas en particular.
«La agricultura estaba en decadencia -relata un historiador- Las
llanuras saladas cubrían las tierras que en otro tiempo fueron fértiles, y los
labradores abandonaban el arado, por considerarlo degradante». (citado por
Thomas Woods en “La Iglesia constructora de la civilización occidental” por
EWTN)
Sin embargo, cuando los monjes salieron a cavar zanjas y arar
los campos, «el resultado fue prodigioso. Los campesinos regresaron a su noble
aunque despreciado oficio». (citado por Thomas Woods en “La Iglesia
constructora de la civilización occidental” por EWTN)
Así tenemos que cuando
colapsaba el Imperio Romano, aparecen los Monjes y, al ocuparse de estas
labores, promovieron el trabajo agropecuario en un momento crítico de la
Historia.
En Lombardía, por ejemplo, los campesinos aprendieron riego de
los monjes, lo que contribuyó a transformar asombrosamente la región en una de
las más ricas y fértiles de Europa.
Estas mejoras en las técnicas agrónomas será uno de los factores
que formará parte luego en el florecimiento de la Baja Edad Media, evidente
luego del orden y tranquilidad que se ha establecido post invasiones bárbaras.
Aunque actualmente no se les da la importancia de hace ocho
siglos, los monasterios fueron fundamentales para el progreso comprendido en el
posterior florecimiento de la Baja Edad Media, y en los más diversos aspectos
en la ulterior Europa, incluso hasta la actualidad en la cultura occidental.
Los monacatos(monasterios) resaltan entre otros oficios
clericales debido a que su gran disciplina les permite ejercer todo tipo de
tareas de forma muy cabal, sin dejar de lado una continua interpretación de la
vida a la luz de la religión, “Dan a sus miembros y a sus huéspedes una
educación dogmática y moral muy superior a aquélla de la que se beneficia
normalmente el clero secular”. Es por eso que vemos que los monasterios han
cumplido diversas funciones, a veces sin siquiera proponérselo, y forman una
parte fundamental en el manejo que tiene la Iglesia durante esta época, ya que
los monasterios son los que están a un muy alto nivel en conocimientos, pero
que a la vez viven una vida simple y laboriosa, lo cual es vivir según las
virtudes evangélicas “ejemplo de una vida íntegramente cristiana”. No deja de
constituir un plus a la buena imagen por parte de los habitantes de las
regiones cercanas, provocando a la vez que se multipliquen durante la Alta Edad
Media (además de ser un útil y conveniente instrumento para la Iglesia de
evangelizar en terreno, cristianizar y tener resguardados sus intereses más
importantes, como ejercer influencia en el reinado más cercano). Los
monasterios cumplen un rol fundamental en la sociedad medieval.
En el aspecto político también ejercen una fuerte influencia,
poseen el saber mínimo necesario para desarrollarse en esta actividad y otras,
por lo cual son requeridos para cumplir ciertos oficios: “En fin, en una
sociedad que ha vuelto a caer en una ignorancia general, sólo ella posee aún
estos dos instrumentos indispensables a toda cultura: la lectura y la
escritura, y los príncipes y los reyes deben reclutar forzosamente en el clero
a sus cancilleres, a sus secretarios, a sus notarios, en una palabra, a todo el
docto personal del que les es imposible prescindir. Del siglo IX al XI, toda la
alta administración quedó, de hecho, entre sus manos”.
El saber está concentrado mayoritariamente en las bibliotecas de
los monasterios, y la tarea de transcribir magnas obras es realizada en los
monasterios por los monjes. No existe apenas fuera de las comunidades canónicas
y sobre todo monásticas…Únicamente en ellas o casi únicamente, se aprende, se
enseña, se copia y se compone”.
De los aportes más grandes hechos por los monasterios, y de
mayor importancia, que trascenderá el tiempo hasta los días de hoy, es el de
conformar centros de investigación y recopilación del saber. La tarea de
copistas es algo habitual y frecuente en las órdenes monásticas.
La labor del copista no era fácil. Por el contrario, era difícil y exigente. Era
frecuente que los monjes trabajasen bajo un frío lacerante.
Para tener una idea de las dificultades de esta labor, veamos lo
que dejó escrito un copista que hizo la transcripción del comentario de San
Jerónimo sobre el Libro de Daniel:
«Tengan a bien los lectores que empleen este libro, no olvidar, se lo
ruego, a quien se ocupó de copiarlo; fue un pobre hermano llamado Luis que,
mientras transcribía este volumen llegado de un país extranjero, hubo de
padecer el frío y de concluir de noche lo que no fuera capaz de escribir a la
luz del día. Mas Tú, Señor, serás la recompensa
de su esfuerzo».
Así la Iglesia se ocupaba de conservar los libros y los
documentos de importancia radical para la civilización que se había propuesto
salvar.
Esta labor de preservación de textos antiguos se la debemos
principalmente a los Monjes, pero aquellas obras que no fueron directamente
salvadas y transcritas por ellos, fueron preservadas en las bibliotecas y las
escuelas asociadas con las grandes catedrales medievales, escuelas que fueron
la semilla de las futuras universidades.
La admiración que la civilización occidental siente por la
palabra escrita y por los textos de los autores clásicos es un legado de la
Iglesia, que los preservó durante la época de las invasiones bárbaras.
Con seguridad esta tarea fue de gran magnitud para la
evangelización y cristianización de la población, debido a que las copias de
los textos sagrados escaseaban para la época y no todos los sacerdotes tuvieron
acceso a ellas para oficiar las liturgias; el trabajo de los copistas resulta
de real importancia en la difusión de aquellos textos para llegar a diferentes
regiones de la Europa Occidental, sin los cuales hubiese sido mucho más frágil
las bases del cristianismo tan preponderante en esta época de la historia.
EL CRISTIANISMO, CENTRO FUNDAMENTAL DE LA SOCIEDAD MEDIEVAL.
Fueron los monasterios de monjes los que se preocuparon de
mantener bibliotecas, labrar las tierras y educar y prestar servicio a la
población, todo, con gran disciplina. Es en esto donde hemos de centrarnos, en
los monasterios como base esencial de la conservación y trascendencia de la
cultura clásica.
En el aspecto político también ejercen una fuerte influencia,
poseen el saber mínimo necesario para desarrollarse en esta actividad y otras,
por lo cual son requeridos para cumplir ciertos oficios: “En fin, en una
sociedad que ha vuelto a caer en una ignorancia general, sólo ella posee aún
estos dos instrumentos indispensables a toda cultura: la lectura y la
escritura, y los príncipes y los reyes deben reclutar forzosamente en el clero
a sus cancilleres, a sus secretarios, a sus notarios, en una palabra, a todo el
docto personal del que les es imposible prescindir. Del siglo IX al XI, toda la
alta administración quedó, de hecho, entre sus manos”.
Los monjes hicieron mucho más que conservar la lectura y la
escritura. Algunos monasterios
destacaron además por sus conocimientos en determinadas ramas del saber.
Así, los monjes de San Benigno de Dijon impartían conferencias
San Constantino el Africano medicinade medicina, el monasterio de Saint Gall
contaba con una escuela de pintura y grabado, y en ciertos monasterios alemanes
se pronunciaban conferencias en griego, hebreo y árabe.
Los monjes también ejercieron la docencia, pues ésta fue una
actividad que naturalmente brotaba de la preservación de textos y de su
estudio.
San Juan Crisóstomo nos cuenta que ya en sus tiempos (aprox.
347-407) era costumbre entre las gentes de Antioquia enviar a sus hijos para
ser educados por los monjes.
San Benito instruyó a los hijos de los nobles romanos. San Bonifacio creó una escuela en cada uno de
los monasterios que fundó en Alemania, mientras que San Agustín de Canterbury y
sus monjes construyeron escuelas en Inglaterra y en el resto de los lugares en
los que se estableció la congregación.
Entre los méritos de San Patricio destaca el fomento de la
erudición en Irlanda, donde los Monasterios se convirtieron en importantes
centros de conocimiento, que dispensaban instrucción a monjes y legos por
igual.
Más estas labores que desarrollaban los monjes, también fueron
requeridas para otros aspectos de la vida medieval; el manejo de ellas por
parte de los religiosos fue predominante para el ámbito cultural: “No hay duda
de que las ciudades episcopales, en teoría, fueron también centros del saber, y
más que los monasterios, fue el obispo el directo responsable de llevar a a
cabo el programa de la educación cristiana…Además, la influencia personal del
gobernante dio lugar a que la corte y la escuela del palacio llegaran a ser
centros de actividad intelectual y liderazgo cultural. Pero en ambos casos la
realización de estas actividades se debió a los monjes, los cuales fueron
prominentes tanto en las ciudades episcopales como en las cortes de los reyes
anglosajones, carolingios y germanos”.
Pero más allá de esto, la tarea más monumental de los
monasterios y que será su mayor patrimonio es la transcripción y recopilación
del saber greco- romano y la cultura clásica en general. Difícil resulta pensar
en cómo se hubiera dado el florecimiento cultural de la Baja Edad Media sin
tener la colección de los clásicos por parte de los copistas. Sin éstos el
estudio de los clásicos que caracterizan tanto al siglo XI y XII, donde se da
el “revolucionario cambio de pensamiento por el cual la filosofía medieval
asimiló los principios éticos y sociológicos de Aristóteles y los integró en la
estructura del pensamiento cristiano”.
Es así como el brote de nuevas corrientes de pensamiento, el
desarrollo de diversos estudios y ciencias, la asimilación de conocimientos que
parecen contradictorios, el nacimiento incluso de la Universidad, son sólo la
cosecha de siglos de minucioso trabajo por parte de los monjes apegados a las
reglas. A esto también se le suma la docilidad y rigor con la cual se realizan
estas tareas del monje, “La ciencia moderna no habría podido llegar a existir
si la mente occidental no hubiera estado preparada por siglos de disciplina
intelectual para aceptar la racionalidad del universo y el poder de la
inteligencia humana para investigar el orden de la naturaleza”.
Resulta ser un legado, un patrimonio, tanto para la época
medieval como para las subsiguientes: “No hay duda de que, en realidad, la
creación de las universidades, igual que la organización de las nuevas órdenes
religiosas, formó parte de un designio de largo alcance para la organización de
la civilización cristiana…lo cual es uno de los más notables ejemplos de
planeación cultural a vasta escala que haya visto la historia”, y del cual los
monasterios desarrollan un papel fundamental.
La labor realizada por los monasterios no fue algo superfluo,
sin trascendencia ni de esfuerzo mínimo, todo lo contrario, fue un trabajo
complejo, que sentó las bases del ulterior renacimiento, tanto urbano como
cultural, y por ende de gran relevancia.
La labor de los monjes fue imprescindible en la celebración de
actos solemnes, ya fuera por bendiciones, ya fuera por ser los únicos aptos
para redactar documentos o, en su caso, leerlos.
La reflexión que debemos hacer con respecto a la relevancia en
la labor cometida por los monasterios en el Medievo no se centra simplemente en
si sus actos fueron impulsores no del proceso de cambio social, sino más bien,
en la trascendencia de sus reflexiones incluso hasta nuestros días. Muchos
siglos nos separan de aquellos tiempos en los cuales se comenzaba a anidar la
ciudad burguesa, sin embargo, muchas veces al mirar al pasado vemos al hombre
de la Edad Media desde una perspectiva peyorativa (despectiva ), a diferencia del griego o romano clásico, ¿es
acaso esto correcto? ¿Somos más sabios que aquellos hombres de los monasterios?
La labor realizada por los monasterios en el ámbito del trabajo
intelectual de siglos previos y de ellos mismos, su disciplina y
espiritualidad, es algo que debemos agradecer y que se hizo perdurar, “Pero
podemos ir un poco más allá y ver en la disciplina escolástica medieval uno de
los principales factores que han diferenciado la civilización europea de las
grandes culturas-religión de Oriente”. La Edad Media habrá finalizado, pero su
esencia está en muchas más cosas de las que imaginamos, no sólo en las
bibliotecas y en los libros, sino en el vivir cotidiano.
Oración
Gracias, Señor, porque suscitaste en tu Iglesia
los Monasterios y los Monjes.
Gracias por San Benito que,
inspirado por el Espíritu Santo,
escribió su Regla que ha sido modelo
para todos los Monasterios,
Regla que tantos Monjes
a lo largo de la historia han seguido
para bien de sus almas
y para tu gloria, Señor.
Gracias porque entre los Monjes
ha habido muchos Santos:
San Bernardo, San Anselmo, San Bruno…
Gracias porque nos muestras
cómo los Monjes de la Edad Media,
que buscaban servirte en la soledad
y el retiro del mundo,
también hicieron cosas importantes
para el avance de nuestra civilización.
Te presentamos tus Monjes de hoy, Señor,
a los Benedictinos, a los Cistercienses,
a los Cartujos, a los Trapenses.
Que ellos sean fieles a esa búsqueda de Ti
apartados del mundo,
que sean hombres santos y que,
con su oración y su ejemplo,
puedan ayudar a llegar a la santidad
a los que estamos en el mundo.
Amén.
RENOVACIÓN EN LA IGLESIA se refiere se refiere a volver a su
principio todo lo que ha sido modernizado en la Santa Iglesia.
Volver algo a sus principios originales, volver a practicar lo
que ya había caído en desuso.
El modernismo es pecado
Está condenado por lo santos padres ipso facto
Esto quiere decir que se es condenado en el mismo momento, sin
necesidad de ningún juicio.
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⚜️🪷✨💫🪷✨⚜️🪷✨💫🪷✨⚜️🪷✨💫
LA REVOLUCIÓN, QUE PRIMERO FUE RELIGIOSA Y SE
LLAMÓ PROTESTANTISMO; SE HIZO LUEGO POLÍTICA Y SE LLAMÓ LIBERALISMO; Y TIENDE
DESPUÉS A HACERSE SOCIAL Y CONVERTIRSE EN SOCIALISMO (COMUNISMO).
Todas estas ideologías, comunismo, fascismo, liberalismo,
marxismo, republicanismo, derecha, izquierda, etc. nacieron del protestantismo
y están condenadas por la Santa Iglesia.
«EL PROTESTANTISMO O RELIGIÓN REFORMADA, COMO ORGULLOSAMENTE LA
LLAMAN SUS FUNDADORES, ES EL COMPENDIO DE TODAS LAS HEREJÍAS QUE HUBO ANTES DE
ÉL, QUE HA HABIDO DESPUÉS Y QUE PUEDEN AÚN NACER PARA RUINA DE LAS ALMAS.
La gran herejía del protestantismo (siglo XVI), forjada y
propagada principalmente por Lutero y Calvino. Estos novadores, con rechazar la
Tradición divina, reduciendo toda la revelación a la Sagrada Escritura, y con
sustraer la misma Sagrada Escritura al legítimo magisterio de la Iglesia para
entregarla insensatamente a la libre interpretación del espíritu privado,
demolieron todos los fundamentos de la fe, expusieron los Libros Santos a las
profanaciones de la presunción y de la ignorancia y abrieron la puerta a todos
los errores.
Con todo, el espíritu protestante, que es espíritu de desaforada
libertad y de oposición a toda autoridad, no dejó de difundirse, y se alzaron
muchos hombres que, hinchados con una ciencia vana y orgullosa o enseñoreados
de la ambición y del interés, no dudaron en forjar o dar aliento a teorías
trastornadoras de la fe, de la moral y de toda autoridad divina y humana.
Catecismo Mayor del Papa San Pío X: Compendio de la Doctrina
Cristiana. 3125, Las herejías y los concilios
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SI LA CLASE MEDIA (progres, liberales, ateos) PUDO DESAMORTIZAR
(expropiar) A LA IGLESIA, PORQUÉ NO IBA A PODER EL PUEBLO (Resentidos)
DESAMORTIZAR (expropiar) A LA CLASE MEDIA.
SACERDOTE FÉLIX SARDÁ Y SALVANY, FLAGELO CONTRA EL LIBERALISMO
Un sacerdote, apologista*, y escritor español.
Apologista: Que defiende la fe contra el protestantismo y todas
las herejías.
Su propósito fundamental es la lucha contra la revolución -del
liberalismo- nacida de la «ética» protestante y de la Revolución Francesa, que
es algo importado del extranjero que nada tiene que ver con el ser de España.
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<<LA REVOLUCIÓN, QUE PRIMERO FUE RELIGIOSA Y SE LLAMÓ
PROTESTANTISMO; SE HIZO LUEGO POLÍTICA Y SE LLAMÓ LIBERALISMO; Y TIENDE DESPUÉS
A HACERSE SOCIAL Y CONVERTIRSE EN SOCIALISMO (COMUNISMO)>>.
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LIBERALISMO: es una ideología de imitadores de lucifer y de
aquellos que hacen de la libertad la justificación para su iniquidad
(Injusticia o gran maldad en el modo de obrar).
«LA IGLESIA CONDENA TODO LIBERALISMO»
Su Santidad el beato Pío IX no condenaba a los sanguinarios de
la Commune de París tanto como a los “católicos” liberales:
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«Lo que aflige a vuestro país y le impide merecer lasbendiciones del Cielo es la confusión de los principios. Diré la palabra y nola callaré: lo que más temo para vosotros no son esos miserables de la Comuna, verdaderos demonios escapados del infierno, es el liberalismo católico, ese sistema fatal que siempre sueña en conciliar dos cosas imposibles: la Iglesia y la Revolución. Lo he condenado ya, pero lo condenaría cuarenta veces más sifuera necesario».
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Hoy en las escuelas vemos que el plan de los gobiernos mundiales
es hacer a los países liberales comunistas, le hablan a nuestros niños de lo
que ellos quieren que crean que es el comunismo, le hablan de ello pero no les
dirán lo que es el comunismo:
- No les dirán que ahora las políticas en el mundo van en contra
de las garantías individuales.
- En contra de la propiedad privada.
- En contra de la soberanía, entregando millones y millones de
dólares a países extranjeros para mantener a migrantes en otras naciones.
Darles de comer de lo mejor a los migrantes, darles un sueldo un
salario, básicamente por no hacer absolutamente nada más ingresar ilegalmente a
nuestro país.
No les dirán a cuántos mató Chávez y Maduro
- No les dirán a cuántos mató el dictador comunista Mao Tse -
Tung en China
- No les dirán a cuántos mató el dictador soviético ruso Stalin
- No les dirán a cuántos mató el dictador alemán comunista
Hitler en la segunda guerra mundial (11, 000 000 once millones de personas
aproximadamente)
- No les dirán a cuántos mató la Alemania oriental comunista y
con el muro de Berlín
Al finalizar la segunda guerra mundial Alemania se dividió en
dos partes los comunistas y los aliados.
Entonces en la parte occidental de Alemania estaban los aliados
que eran los estadounidenses, los franceses y los británicos, República Federal
Alemana (RFA)
Y en la otra parte oriental de Alemania estaban los comunistas,
sector oriental (soviético) República Democrática Alemana (RDA).
Cuando los comunistas en la parte oriental vieron que todos se
estaban yendo a la parte occidental, decidieron construir el muro de Berlín,
sin avisarle al pueblo, detuvieron a las personas y no los dejaron regresar con
sus familias a sus hogares mientras se construía el muro, quedando así dividida
en dos Alemanias, muchos padres e hijos jamás pudieron volver a verse en vida.
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EL DIABLO ES EL COMUNISTA Y LO INTRODUJO EN EL MUNDO POR PRIMERA
VEZ ATRAVEZ DEL PROTESTANTISMO Y LA REVOLUCIÓN FRANCESA.
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NACIMIENTO DEL COMUNISMO
La acción profunda del Humanismo y del Renacimiento entre los
católicos no cesó de dilatarse en una creciente cadena de consecuencias en toda
Francia.
Favorecida por el debilitamiento de la piedad de los fieles
ocasionado por el jansenismo y por los otros fermentos que el protestantismo
del siglo XVI desgraciadamente había dejado en el Reino Cristianísimo- tal
acción tuvo por efecto en el siglo XVIII una disolución casi general de las
costumbres, un modo frívolo y brillante de considerar las cosas, un
endiosamiento de la vida terrena, que preparó el campo para la victoria gradual
de la irreligión. Dudas en relación a la Iglesia, negación de la divinidad de
Cristo, deísmo, ateísmo incipiente fueron las etapas de esa apostasía.
Profundamente afín con el protestantismo, heredera de él y del
neopaganismo renacentista, la Revolución Francesa realizó una obra del todo y
en todo simétrica a la de la Pseudo-Reforma.
La Iglesia Constitucional
que ella, antes de naufragar en el deísmo y en el ateísmo, intentó fundar, era
una adaptación de la Iglesia de Francia al espíritu del protestantismo. Y la
obra política de la Revolución Francesa no fue sino la transposición, al ámbito
del Estado, de la “reforma” que las sectas protestantes más radicales adoptaron
en materia de organización eclesiástica:
- rebelión contra el Rey,
simétrica a la rebelión contra el Papa;
- rebelión de la plebe
contra los nobles, simétrica a la rebelión de la “plebe” eclesiástica, es
decir, de los fieles, contra la aristocracia de la Iglesia, es decir, el Clero;
- afirmación de la
soberanía popular, simétrica al gobierno de ciertas sectas, en mayor o menor
medida, por los fieles.
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COMUNISMO
En el protestantismo nacieron algunas sectas que, transponiendo
directamente sus tendencias religiosas al campo político, prepararon el
advenimiento del espíritu republicano.
San Francisco de Sales, en el siglo XVII, previno contra estas
tendencias republicanas al Duque de Saboya (cfr. Sainte-Beuve, “Études des
lundis” - XVII ème siècle - Saint François de Sales”, Librairie Garnier, París,
1928, p. 364). Otras, yendo más lejos, adoptaron principios que, si no pueden
ser llamados comunistas en todo el sentido actual del término, son por lo menos
pre-comunistas.
De la Revolución Francesa nació el movimiento comunista de
Babeuf. Y más tarde, del espíritu cada vez más vivaz de la Revolución,
irrumpieron las escuelas del comunismo utópico del siglo XIX y el comunismo
llamado científico de Marx.
¿Y qué hay de más lógico? El deísmo tiene como fruto normal el
ateísmo. La sensualidad, sublevada contra los frágiles obstáculos del divorcio,
tiende por sí misma al amor libre. El orgullo, enemigo de toda superioridad,
habría de embestir contra la última desigualdad, es decir, la de fortunas. Y
así, ebrio de sueños de República Universal, de supresión de toda autoridad
eclesiástica o civil, de abolición de toda Iglesia y, después de una dictadura
obrera de transición, también del propio Estado, ahí está el neo-bárbaro del
siglo XX, producto más reciente y más extremado del proceso revolucionario.
INFORMACIÓN TOMADA DE: Plinio Corrêa de Oliveira. Capítulo III,
Caracteres de esa crisis.
Libro: Revolución y Contra-Revolución.
.
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🛑🔔🛑AQUELLOS QUE DEFIENDEN Y PROPAGAN LA
IDEOLOGÍA MATERIALISTA Y ANTICRISTIANA DE LOS COMUNISTAS INCURREN, «IPSO
FACTO», COMO APÓSTATAS DE LA FE CATÓLICA, EN LA EXCOMUNIÓN RESERVADA
ESPECIALMENTE A LA SANTA SEDE.
⚡⚡
EXCOMUNIÓN: Arrojado del seno de la Santa Iglesia Católica, condenado=Al
infierno.⚡⚡⚡⚡⚡
Atadlo de pies y manos
y arrojadlo a las tinieblas dé afuera, allí será el llanto y el rechinar de
dientes.
Mateo 22, 13
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LA ÚNICA FUERZA CAPAZ DE ENFRENTAR AL COMUNISMO ES EL
CRISTIANISMO
«LOS COMUNISTAS DEBEN SER EXCOMULGADOS»
S.S. Papa Pío XI,
LA SANTA IGLESIA CATÓLICA CONDENA EL MARXISMO Y EL COMUNISMO
«Procurad venerables hermanos, que los fieles no se dejen
engañar.
ÉL COMUNISMO ES INTRINSICÀMENTE PERVERSO
Y no se puede admitir que colaboren con el en ningún terreno,
quienes deseen salvar la civilización cristiana».
S.S. Papa Pío XI,
Encíclica «Divini Redemptoris»,
19/03/1937.
.
LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN NO ES OTRA COSA QUE EL COMUNISMO.
Actualmente el comunismo en el mundo se disfraza de feminismo e
ideología de género, y dentro de la iglesia se encuentra disfrazado de Teología
de la liberación, modernismo y falso ecumenismo= unión de todas las religiones.
.
El comunismo desde su surgimiento fue condenado por la Santa
Iglesia católica que consideró que la mayoría de sus principios son contrarios
e incluso contradictorios con su ideología política.
Los aspectos del comunismo más preocupantes:
El materialismo, el ateísmo y la abolición de la propiedad
privada.
💦
AQUELLOS QUE DEFIENDEN Y PROPAGAN LA DOCTRINA (IDEOLOGÍA)
MATERIALISTA
Y ANTICRISTIANA DE LOS COMUNISTAS INCURREN, «IPSO FACTO», COMO
APÓSTATAS DE LA FE CATÓLICA, EN LA EXCOMUNIÓN RESERVADA ESPECIALMENTE A LA
SANTA SEDE.
Los eminentísimos y reverendísimos padres, encargados de la
defensa de los asuntos relativos a la fe y la moral, después de oír previamente
el voto de los consultores, y en una sesión
DAR CLICK EN EL ENLACE PARA LEER TODA LA PUBLICACIÓN
👇
SI UN PUEBLO SE CONVIERTE EN UN PUEBLO ABORTERO, CRIMINAL, NO
PUEDE ESPERAR LAS BENDICIONES DE DIOS........CON LA FAMILIA Y LA VIDA SE JUEGA
EL FUTURO DE MÉXICO
🍁🌿🔔🌿🍁🌿
..
.
CUANDO LOS IMPÍOS TOMAN LAS RIENDAS DEL GOBIERNO; EL PUEBLO
TENDRÁ QUE GEMIR.
PROVERBIOS 29,2
«Aquellos que colaboran para el aborto, y sobre todo los
legisladores que lo aprueben automáticamente tienen esa pena de
excomunión".
Jerarquía de la Iglesia Católica en México
⚡⚡ EXCOMUNIÓN: Arrojado del seno de la Santa Iglesia Católica,
condenado=Al infierno.⚡⚡⚡⚡⚡
Ipso facto: Esto quiere decir que se es condenado en el mismo
momento, sin necesidad de ningún juicio.
Atadlo de pies y manos y arrojadlo a las tinieblas dé afuera,
allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Mateo 22, 13
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Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y
tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a
favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato
respecto del aborto y/o la eutanasia».
S.S. Papa Benedicto XVI
.
💫⚜️✨Si quieres la paz trabaja por la justicia,
Si quieres la justicia, Defiende la vida,
Si quieres la vida, abraza la verdad,
La verdad revelada por Dios.💫⚜️✨
S.S. Papa Juan Pablo II.