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sábado, 27 de noviembre de 2021

EL RECLAMO DE DIOS EN EL ADVIENTO

 


Por el color de duelo de que se cubre, la Santa Iglesia quiere hacer sensible a los ojos del pueblo la tristeza que embarga su corazón. Exceptuando las fiestas de los Santos, no usa más que el color violeta. Este duelo de la Iglesia indica claramente con cuánta verdad se asocia a los verdaderos Israelitas que esperaban al Mesías en la ceniza y el cilicio*, y lloraban la gloria eclipsada de Sión, y el “cetro arrebatado a Judá, hasta que venga el que ha de ser enviado, el que es el ansia de las naciones'.



💫♦Domingo 28 de noviembre 2021, inicio del Adviento y del Año Litúrgico



EL ADVIENTO comprende las cuatro semanas o domingos que preceden a  la Navidad, (antes del día de Navidad).



AÑO LITÚRGICO, Se distribuye en festividades y ciclos: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo Ordinario.

NAVIDAD no es un día, es un tiempo y comienza el 25 de diciembre y termina un día antes de la fiesta del bautismo del Señor que tiene fecha movible porque se ajusta a la celebración de la Pascua.

La fiesta del Bautismo siempre será después del 6 de enero o de la fiesta de la Epifanía.



VIGILANCIA. — El segundo  Santo Concilio de Tours, celebrado en 567, obligaba a los monjes a ayunar desde principios del mes de diciembre hasta Navidad. Esta práctica penitencial se extendió pronto a toda la cuarentena, obligatoria también para los fieles.

Si nuestra Madre, la Santa Iglesia, pasa el tiempo del Adviento ocupada en esta solemne preparación al triple Advenimiento de Jesucristo; si, como las vírgenes prudentes, permanece con la lámpara encendida para la llegada del Esposo; nosotros, que somos sus miembros e hijos, debemos participar de los sentimientos que la animan y hacer nuestra esta advertencia del Salvador:

“Cíñase vuestra cintura como la de los peregrinos; brillen en vuestras manos antorchas encendidas; y vosotros sed semejantes a los criados que están en espera de su amo'”.

En efecto, la suerte de la Iglesia es también la nuestra; cada una de nuestras almas es objeto, por parte de Dios, de una misericordia y de una providencia semejantes a las que emplea con la misma Iglesia.

 Si ella es el templo de Dios, es porque se compone de piedras vivas; si es la Esposa, es porque está formada por todas las almas invitadas a la unión eterna con El.

Si es cierto que está escrito que el Salvador conquistó a la Iglesia con su sangre, cada uno de nosotros hablando de sí mismo puede decir como San Pablo: Cristo me amó y se entregó por mí. Siendo, pues, idéntica nuestra suerte, debemos esforzarnos, durante el Adviento, en asimilar los sentimientos de preparación que vemos embargan a la Iglesia.

Este es el objetivo del Cristianismo, la divinización del hombre por Jesucristo: tal es la tarea sublime impuesta a la Iglesia. Con S. Pablo dice Ella a los fieles: “Vosotros sois mis hijitos; pues os doy un nuevo nacimiento para que Jesucristo se forme en vosotros”.



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El hombre fue creado para adorar y servir a Dios, por eso el hombre que no cree en Dios siente la necesidad de creer en algo......


LA CORONA DE ADVIENTO, SU ORIGEN Y SIGNIFICADO