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martes, 12 de mayo de 2015

NADA MEJOR QUE MI SANGRE PARA LAVAR LO PARDO DE TU ALMA Y HACERLA DIGNA DEL REY, DE MÍ.




Mensajes De Dios Al Mundo a Través de su profeta María Valtorta

MARÍA VALTORTA CUADERNOS DEL 1943

31 de mayo
Inmediatamente tras la Sta. Comunión
Dice Jesús:

«¿Sabes por qué te impresionas incluso de una nadería y no quisieras cometerla?

Porque Yo estoy en ti. Donde estoy Yo no puede subsistir nada que tenga ni tan siquiera el más lejano parentesco con lo impuro.



La sensibilidad de un alma entregada a Mí es tal que hasta la más exigua tela de araña de mal le resulta gravosa,
insoportable, más repugnante que un mar de fango a quien no está conmigo.
Pero esto no es por mérito del alma. Tan sólo porque allí estoy Yo. El mérito del alma, si lo hay, es sólo uno: su buena voluntad de tenerme y tenerse en Mí. Recuérdalo y no te gloríes de lo que no es tuyo sino mío. Humildad siempre si Yo debo actuar.
A los ojos del mundo tú eres cándida como la nieve alpina. Pero ante mis ojos aún estás parda por el polvo que te recubre.

¿Cómo está formado el polvo? Por partículas tan minúsculas que no se ven a simple vista. Pero muchas, juntas, forman una capa
grisácea que empaña y ensucia las cosas.

No hay que tener encima grandes piedras para morir sofocados o aparecer feos.
 También un puñado de polvo puede matar por asfixia y siempre afea.

Las piedras son los pecados mortales.
El polvo los pecados veniales.

También las imperfecciones son polvo; más fino, pero siempre polvo. Y hay que quitarlo porque si se acumula, por mucho que cada molécula sea impalpable, insignificante, acaba por
asfixiar el ánimo y ensuciarlo. El mundo no la ve. Yo sí.

Hay cosas cándidas, aparentemente, pero que no lo son.
Hay cosas puras, aparentemente, pero que no lo son.

No por propia voluntad sino porque otras voluntades las han manchado y corrompido.

Mientras haya vida hay peligro.
Es la misma vida la que es peligro.

Mira la nieve. ¡Qué blanca es! Se formó allí arriba, en mi cielo. Mira el lirio. ¡Qué perlado! Yo he creado su seda. Pero si tú los miras, la nieve y el lirio, con un microscopio ves cuantos gérmenes impuros se han mezclado, al caer atravesando los
espacios, antes de posarse sobre la tierra, en el copo de nieve más cándido; ves cuantas motas de polvo microscópicas deslucen la angélica seda del lirio recién abierto.

Y la nieve y el lirio, como cosas inanimadas, no tienen culpa si esto sucede.
Pero el alma racional sí. Ésta puede vigilar y prever. ¿Cómo? Con el amor.
El amor es el microscopio del alma. Cuanto más uno me ama y ve las cosas a través de Mí, más ve las manchitas de su conciencia.

Éstas no me alejan porque Yo sé cómo estáis hechos. Pero no me alejan si el alma las sufre como inevitables pero no las provoca y, más aún, trata de limpiarse inmediatamente.

Recuérdalo siempre.
Yo permanezco. Aún más, tú debes tratar de tenerme más a menudo, también sacramentalmente. Nada mejor que mi Sangre para lavar lo pardo de tu alma y hacerla digna del Rey, de Mí.

Has visto lo que ha pasado cuando no me han traído a ti... Tan
sólo mi potencia, obrando un milagro continuo, ha podido sacarte adelante igualmente, mantenerte la vida del espíritu bajo el polvo que se acumulaba y que no se limpiaba con
mi Sangre.

¡Pero no hay que pretender y osar demasiado!
Yo te he salvado para mis fines que no deben juzgarse
Ni tan siquiera indagar.

Ahora todo vuelve a su cauce, porque el milagro es la excepción. Y tú debes alimentarte de Mí para ser cada vez más digna de Mí, poniendo de tu parte: infinito amor, todo cuanto puedas exprimir de tu ser hasta quedar exhausta, infinita voluntad de bien, infinita atención, infinita humildad,
reconociendo tu nada y mi Todo, e infinita voluntad de pureza.

Sobre ésta me basta esto, por ahora, y la separo a propósito de la voluntad en general, como voluntad excelsa.

Estamos en tiempos de alarmas y si no vigiláis el enemigo os ataca.
 Pero ¿qué son las bombas y los ataques del enemigo, que sólo pueden matar el cuerpo, respecto de las insidias del Enemigo que quiere matar vuestra alma?

 ¡Esa alma que Yo he rescatado al precio de un Dolor y de una Sangre que no tienen precio!

Sube a mi monte, agárrate a mi Cruz y vigila por ti, sobre ti, sobre muchos. Y ora.

Yo te amo y la alegría que sientes en ti es la prueba de mi amor y de que tú me satisfaces bastante. Cuando Yo estoy en paz con un corazón, doy paz y alegría. Éste es el signo.

Respecto del futuro... ¡¿Qué quieres saber, pobre alma?! No estás lejos de la verdad, y esta mañana la has rozado... Pero ¿tendrías el valor de conocerla plenamente? Da gracias a mi misericordia que, por ahora, te la esconde en una buena parte. 

Ora. Pentecostés está cerca.

Con relación al Padre dile:

"Quien vive en caridad y en pureza está ya sobre un calvario y me place. A Mí me toca dar a cada uno, en la manera que prefiero, la cruz que le corresponde".

Ve. Mi paz te doy».





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