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jueves, 2 de octubre de 2014

ESTOS SON LOS TIEMPOS EN QUE DEBE HACERSE TODAVÍA MÁS FUERTE Y CONTINUA LA ACCIÓN DE VUESTROS ÁNGELES CUSTODIOS - MARIA SANTÍSIMA



Mensajes de la Santísima Virgen al P: Gobbi



P.Stefano Gobbi fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano. 

S.S Papa Pablo VI lo apoyó, el Santo Papa Juan Pablo II bendijo al Padre Gobbi y al Movimiento, y además pertenecía al mismo.




Fiesta de los Santos Ángeles Custodios
El Anuncio de los tres Ángeles



Omaha-Nebraska (U.S.A.), 29 de septiembre de 1994

Los Ángeles de vuestro tiempo


“Hoy los Ángeles de Luz de mi Corazón Inmaculado, están a vuestro lado, mis predilectos e hijos consagrados a Mí.




“Hoy los Ángeles de Luz de mi Corazón Inmaculado, están a vuestro lado, mis predilectos e hijos consagrados a Mí.
Es su fiesta.

Honradlos, invocadlos, seguidlos, vivid siempre con ellos que os han sido dados por el Padre Celestial como Custodios y protectores vuestros.

Hoy es su tiempo.

Son los Ángeles del tiempo conclusivo de la purificación y de la gran tribulación.

Son los Ángeles de vuestro tiempo.
A ellos les está confiada una misión especial durante el período de la prueba y del gran castigo.
A ellos toca salvar al pueblo de Dios, recoger de todas partes de la tierra a quien es llamado a formar parte del pequeño resto, que permanecerá fiel, en el seguro refugio de mi Corazón Inmaculado.
Son los Ángeles de vuestro tiempo.

Sobre todo son los Ángeles que os revelan las últimas vicisitudes descritas en el Libro sellado.


MILÁN, 2 DE OCTUBRE DE 1992

A este último período de la purificación y de la gran tribulación corresponde una fuerte y particular manifestación de los Ángeles del Señor.
Habéis entrado en la fase más dolorosa y difícil de la batalla entre los Espíritus del bien y los Espíritus del mal, entre los Ángeles y los demonios.
Es una lucha terrible que se desarrolla en torno a vosotros y sobre vosotros. Vosotros, pobres criaturas terrenas os veis implicados y así sentís de forma particularmente fuerte las insidias que tejen contra vosotros los espíritus malos para conduciros al camino del mal y del pecado.
En consecuencia, estos son los tiempos en que debe hacerse todavía más fuerte y continua la acción de vuestros Ángeles Custodios.
Rezadles frecuentemente, escuchadlos con docilidad, y seguidlos en todo momento.
El culto de veneración y de alabanza a los Ángeles del Señor debe llegar a ser, en la Iglesia, más extendido y solemne.
A ellos, en efecto, está reservada la misión de daros el Anuncio tan esperado de vuestra próxima liberación.
El Anuncio de los tres Ángeles sea esperado con fe por vosotros, acogido con gozo y seguido con amor.
–Vuestra liberación coincidirá con el fin de la iniquidad, con la completa liberación de toda la creación de la esclavitud del pecado y del mal.
Cuanto sucederá será una cosa tan grande, como jamás se ha visto desde el principio del mundo.
Será como un juicio en pequeño y cada uno verá su propia vida y todas sus obras en la Luz misma de Dios.
Al primer Ángel le corresponde la misión de proclamar a todos este anuncio:



“Dad a Dios la gloria y la obediencia; alabadlo, porque ha llegado el momento en que Él juzgará al mundo. Arrodillaos delante de Aquél que ha hecho el cielo, la tierra, los manantiales y el mar”.


–Vuestra liberación coincidirá con la derrota de Satanás y de todo espíritu diabólico.

Todos los demonios y los espíritus de los condenados, que en estos años se han volcado por todas partes del mundo para la ruina y condenación de las almas, serán arrojados al infierno, del cual han salido, y ya no podrán dañar nunca más.
Todo el poder de Satanás será destruido.
Al segundo Ángel le corresponde la misión de dar este Anuncio:

“Ha caído, ha caído la gran Babilonia, aquélla que había hecho beber a todos los pueblos el vino embriagador de su prostitución”.

–Vuestra liberación coincidirá sobre todo con el premio concedido a todos aquellos que, en la gran prueba, se hayan mantenido fieles y con el gran castigo dado a aquellos que se hayan dejado arrastrar por el mal y el pecado, por la incredulidad y la impiedad, por el dinero y por el placer, por el egoísmo y la impureza.

Al tercer Ángel le corresponde la misión de anunciar el gran castigo.

“Cualquiera que adora a la bestia y a su imagen y recibe su marca en la frente o en la mano, beberá el vino de la ira de Dios, escanciado puro en el cáliz de su terrible juicio, y será torturado en la presencia del Cordero y de los Ángeles santos con fuego y azufre. El humo de su tormento no acaba nunca. Quien adora a la bestia y a su imagen y cualquiera que recibe la marca de su nombre, no tiene reposo ni de día ni de noche”.

En este tiempo final de la gran tribulación, anunciado como aquél del fin de la iniquidad, de la derrota de Satanás, y del castigo de los impíos, es puesta duramente a prueba la constancia de aquellos que pertenecen al Señor, ponen en práctica los mandamientos de Dios, y permanecen fieles a Jesús.
Por esto os invito hoy a estar particularmente unidos a vuestros Ángeles Custodios en la oración, en la escucha de su voz y a acoger con docilidad su guía segura por el camino del bien y de la santidad.
En estos tiempos borrascosos, en que Satanás domina con toda su potencia tenebrosa, es misión de los Ángeles de luz de mi Corazón Inmaculado, la de conduciros por el camino de la constancia y de la fidelidad a Jesús, en la observancia de los mandamientos de Dios y en el ejercicio de todas las virtudes.

En este día, junto a vuestros Ángeles Custodios, os bendigo, con la alegría de una Madre que es consolada y cada vez más glorificada por vosotros.”


   NIMEGA (HOLANDA), 29 DE SEPTIEMBRE DE 1979.


“Acabas de terminar el Cenáculo con estos hijos míos, tan queridos, que sufren por el estado de laceración y de desorden en que se encuentra aquí mi Iglesia.

Así, en este mismo lugar, donde mi Adversario ha iniciado su obra de destrucción solapada de la Iglesia, Yo respondo al desafío y me formo mi ejército.

Es el ejército de los pequeños, de los pobres, de los humildes, que reúno en mi Corazón Inmaculado para darles mi espíritu de Sabiduría, para derrotar la soberbia de los que se han dejado seducir por la falsa ciencia y por el espíritu de grandeza y vanagloria.

También hoy, por medio de esta Obra mía, de la boca de los niños y de los lactantes, el Señor recibe la gloria perfecta.

Con vosotros están también los Ángeles del Señor. Yo soy su Reina y están prontos a mis órdenes, porque la Santísima Trinidad ha confiado a mi Corazón Inmaculado la obra de renovación de la Iglesia y del mundo.
  

San Miguel está a la cabeza de todo mi ejército, celeste y terrestre, dispuesto ya en orden de batalla.

San Gabriel está a vuestro lado para daros a todos la misma invencible fortaleza de Dios.



San Rafael os cura de las numerosas heridas que con frecuencia recibís a causa de la tremenda lucha en que estáis empeñados.



Sentid siempre a vuestro lado a los Ángeles de Dios e invocad con frecuencia su ayuda y protección.

–Os dan valor y consuelo en las muchas dificultades que debéis soportar y os sostienen en vuestra debilidad humana.

Están a vuestro lado como verdaderos hermanos, que toman a pecho vuestra persona y vuestra vida.

–Os defienden contra los continuos ataques de Satanás, contra sus numerosas asechanzas, contra los obstáculos que pone en vuestro camino.

Ellos tienen gran poder para defenderos y sustraeros a todas las insidias que os tiende Satanás, Adversario mío y vuestro.

Ahora su protección se intensificará y la advertiréis de modo particular, porque han llegado los tiempos de la gran prueba y estáis para entrar en un período de gran angustia como no lo ha habido hasta ahora.

A mis órdenes, sentid a vuestro lado a los Ángeles del Señor, que serán vuestra defensa y guía, para que pueda cumplirse en cada uno de vosotros, cuanto Yo he establecido para el triunfo de mi Corazón Inmaculado.”





“¡Combatid, hijos predilectos, mis apóstoles, en estos últimos tiempos!".

Ésta es la hora de mi gran victoria.

Con vosotros en el combate están también los Ángeles del Señor que, a mis órdenes, cumplen la misión que Yo les he confiado.

Todos los Espíritus Celestiales son seres luminosos y poderosos y se hallan muy cerca de Dios, a quien aman, sirven, defienden y glorifican.

En la Luz de la Santísima Trinidad, Ellos ven todas las insidias peligrosas y engañosas que os tienden los malos Espíritus, que luchan contra Dios y contra su real dominio.

Ésta es una batalla terrible, que se libra sobre todo a nivel de espíritus: los buenos contra los malos: los Ángeles contra los demonios.

Vosotros estáis también comprometidos en esta gran lucha y por esto debéis confiaros siempre a su segura protección e invocar a menudo, con la oración, su poderosa ayuda.

Vosotros estáis involucrados en esta lucha que se desarrolla entre el cielo y la tierra.

Entre los Ángeles y los demonios, entre San Miguel Arcángel y Lucifer. A los Ángeles del Señor ha sido encomendada la misión de defender vuestras personas, la vida de la Iglesia, el bien de toda la humanidad.

Todos los Espíritus Celestiales conocen mi designio, saben la hora de mi triunfo, ven como el ataque del infierno, en estos tiempos vuestros, se hace potente, continuo, universal.

Satanás ha logrado establecer su Reino en el mundo y se siente ya seguro vencedor.

Pero está cercano el momento de su grande y definitiva derrota. Por esto la batalla es cada día más áspera y terrible y también vosotros, con los Ángeles del Señor, estáis llamados al combate.

Las armas usadas por los demonios son las del mal, del pecado, del odio, de la impureza, de la soberbia y de la rebelión contra Dios.

Las armas esgrimidas por los Espíritus Celestiales, que están junto a vosotros en el combate, son las del bien, de la gracia divina, del amor, de la pureza, de la humildad y de la dócil sumisión a la Voluntad del Señor.



He aquí cuál es su función: a mis órdenes libran una terrible batalla contra Satanás y todos los malos espíritus. Es una lucha que se desarrolla, sobre todo, a nivel de espíritus, con inteligencia y con perfecta adhesión a los planes de los dos grandes y opuestos caudillos: La Mujer vestida del Sol y el Dragón rojo.


Misión de S. Gabriel es la de revestiros de la misma fortaleza de Dios.

Él, combate contra la asechanza más peligrosa de Satanás, la de debilitaros, llevándoos al desaliento y al cansancio.

¡Cuántos de vosotros se han parado en el camino de la consagración, que me han hecho, por causa de vuestra debilidad humana!

La debilidad es la causa que os conduce a la duda, a la incertidumbre, al miedo, a la turbación. Ésta es la tentación de mi Adversario para haceros inofensivos, cerrados en vosotros mismos, detenidos en vuestros problemas, incapaces de un verdadero empuje apostólico.



El Arcángel Gabriel, enviado por Dios para recibir el Sí de vuestra Madre Celestial, tiene ahora el encargo de recibir vuestro Sí al Querer del Padre. Él os refuerza y os sostiene; os conduce por el camino del valor y del heroico testimonio a Jesús y a su Evangelio.



El Arcángel Gabriel tiene la misión de ayudaros a crecer en la confianza, revistiéndoos de la fortaleza de Dios. Y así os conduce cada día por al camino del valor, de la firmeza, de la fe heroica y pura.



Al Arcángel San Gabriel se le ha confiado la gran misión de anunciar el retorno de Jesús en gloria, para instaurar su reino en el mundo.


Como ha venido por Él el anuncio de la primera venida de mi Hijo al mundo, así ahora será Él, el mensajero luminoso de la segunda venida de Jesús en gloria.”


La Misión de S. Rafael es la de derramar bálsamo sobre vuestras heridas.
El Arcángel Rafael repara vuestra debilidad, derrama bálsamo en toda herida dolorosa y os alivia el peso del cansancio y del desaliento para continuar en la lucha, con el escudo de la fe y con la coraza del amor y de la santidad.



¡Cuántas veces Satanás logra heriros con el pecado, golpearos con sus solapadas seducciones!

Os hace sentir el peso de vuestra miseria, de la incapacidad, de la fragilidad y os detiene en el camino de vuestra perfecta donación.

S. Rafael tiene entonces la misión de acompañaros en el camino que os he trazado, dándoos aquella medicina que cura todas vuestras enfermedades espirituales.


Como restituyó a Tobías la vista, así a millones de mis pobres hijos, que se han vuelto ciegos por el pecado, por los errores y por la gran tiniebla de vuestros días, dará la vista, para que puedan volver a creer y a contemplar el divino esplendor de la Verdad.

Cada día él hace vuestro caminar más seguro, más firmes vuestros propósitos, más valerosos vuestros actos de amor y de apostolado, más decididas las respuestas
a mis deseos, más atenta la mente a mi designio materno, y fortalecidos con su bálsamo celestial, proseguís vuestros combate.




La Misión de S. Miguel es la de defenderos de los terribles ataques que Satanás desencadena contra vosotros.

En estos tiempos, mis predilectos que han acogido mi invitación y se han consagrado a mi Corazón Inmaculado, y todos mis hijos que se han entrado a formar parte de mi ejército victorioso, son el blanco escogido, con particular rabia y ferocidad, por parte de mi Adversario y vuestro.

Satanás os ataca en el campo espiritual con toda clase de tentaciones y sugestiones para llevaros al mal, a la desorientación, a la duda y a la desconfianza.

Usa con frecuencia su arma preferida, que es la de la sugestión diabólica y la de la tentación impura. Os ataca con terribles insidias, con frecuencia trata de empujaros al peligro; incluso físicamente atenta contra vuestra vida e integridad.


El Arcángel Miguel, Patrono de la Iglesia Universal, es el que interviene con su gran poder y entra en combate para libraros del Maligno y de sus peligrosas asechanzas.

El Arcángel Miguel os defiende de todos los terribles ataques de Satanás, que se ha desencadenado particularmente contra vosotros, que formáis parte de mi ejército y os dejáis guiar dócilmente por vuestra Celestial Capitana.



¡Cuántas veces hubierais sido víctimas de los ataques de Satanás, si el Arcángel Miguel no hubiese intervenido para vuestra defensa y protección! Invocadlo a menudo, con la oración tan eficaz del exorcismo contra Satanás y los Ángeles rebeldes para que Él os guíe en esta lucha, de modo que cada uno de vosotros pueda cumplir la tarea que le ha sido confiada por la Madre Celestial.

Al Arcángel San Miguel se le ha confiado la misión de conducir a la batalla los ejércitos de los Ángeles y de mis hijos fieles contra las aguerridas huestes de Satanás, del mal, de las fuerzas satánicas y masónicas, ya organizadas a nivel mundial en una sola gran potencia, para ponerse contra Dios y contra su Cristo.

San Miguel intervendrá sobre todo para combatir al antiguo enemigo Lucifer que, en la última hora, aparecerá con toda la tenebrosa potencia del Anticristo.
Suya es la misión de combatirlo y de vencerlo, de arrojarlo dentro de su reino de tiniebla y de fuego, ofreciendo a vuestra Madre Celestial la cadena con la que lo sujetará y la llave para sellar la puerta del abismo, del cual no podrá salir ya más para perjudicar en el mundo.


Por esto os invito a invocar su protección con el rezo diario de la breve, pero, al mismo tiempo, tan eficaz oración del exorcismo compuesto por el Papa León XIII.

Ved aquí, por qué los Ángeles del Señor tienen una importante función en la estrategia de la batalla que se está combatiendo: debéis vivir siempre en su compañía.

Tienen una misión preciosa e insustituible: están a vuestro lado combatiendo vuestra misma batalla; os dan fuerza y valor; os curan vuestras numerosas heridas; os defienden del mal y forman, con vosotros, la parte más aguerrida del ejército victorioso a las órdenes de la Celeste Capitana.”


Os invito, pues, a que todos forméis una sola cosa con los Ángeles y con los Santos del Paraíso.

Sobre todo os invito a orar más a vuestros Ángeles custodios, porque están llamados, en estos tiempos, a cumplir una misión particular, que Yo les he asignado, en relación con cada uno de vosotros, hijos míos predilectos.
Ahora, deben formar una sola cosa con vosotros.

Sobre todo, sentid junto a vosotros a los Arcángeles, cuya fiesta celebra hoy la Iglesia: a San Gabriel, para que os dé la misma fortaleza de Dios; a San Rafael, para que sea la medicina de vuestras heridas, y a San Miguel, para que os defienda de las terribles insidias que, en estos tiempos, os tiende Satanás.

Caminad con ellos en la luz de mi designio y juntos combatid a mis órdenes.

Estáis llamados ahora a ver mis mayores prodigios porque habéis entrado en el tiempo de mi triunfo.”

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